LA ENCERRONA

La nueva izquierdización latinoamericana

“Este es el Gobierno de la vida, de la paz, y así será recordado” Gustavo Petro

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Si bien es sabido que el histórico hito de un gobierno de izquierda en el mundo es el triunfo de la revolución bolchevique en 1917 -y que en una Latinoamérica recién independiente dejó huella plasmada en la Constitución de varios países-, para nuestra América, lo fue la Revolución cubana, llena de aristas comunistas, de simbolismos y personajes que siguen vigentes hasta hoy. Posterior a esto, la “primavera del 68” y la caída del muro de Berlín también tuvo impacto en los países de nuestra región.

Es siguiendo estos pasos que se realizó la configuración de la izquierda Latinoamericana, primero en aquellos círculos de intelectuales, pasando por las armas y después en el ejercicio del poder gubernamental. Por lo que no resultó extraño la llamada “ola rosa” de principios de siglo con la izquierdización de varios países al sur del continente, no sin dejar patente su sello particular. Es decir, la vía de acceso al poder fue distinta en los países de la región, así como su visión de gobierno y de la izquierda misma.

En este sentido, la nueva ola de izquierda en la región e incluso la nueva visión de izquierda, ha generado ilusión entre las sociedades latinoamericanas, pero también deja lugar a una amplia reflexión. Una de las mayores diferencias entre aquella vuelta a la izquierda de corte continental y la que está sucediendo actualmente es que México y, a partir del domingo, también Colombia, no compartían gobiernos con esta coordenada ideológica, los personajes tampoco son los mismos (dejando de lado a Maduro, Ortega o Díaz-Canel) y, sobre todo la visión de la izquierda no es la misma que hace más de dos décadas.

Comenzando con López Obrador con una visión amplia de política social, compartida por Fernández y Castillo en Argentina y Perú, respectivamente; Boric y su visión de izquierda mucho más moderna y progresista emanada de las luchas estudiantiles; en Bolivia Luis Arce con una izquierda más apegada al centro; se une Gustavo Petro, quien tras muchos años peleando desde la izquierda, hace su arribo al poder en Colombia. Un exguerrillero, férreo como opositor en el Congreso y un personaje que como alcalde de Bogotá cambió la manera de realizar el quehacer político, llega a la Casa de Nariño con sueños reivindicadores para los sectores más desfavorecidos de Colombia.

Así, fiel a los símbolos de izquierda latinoamericana, Gustavo Petro y Francia Márquez como vicepresidenta (primera mujer afrodescendiente en el cargo, quien es surgida de luchas medioambientales, feministas y en contra del racismo), se hicieron acompañar por la espada de Simón Bolívar, cambiaron el formato de la toma de posesión y al auditorio presente en el acto, pero sobre todo, lo que quieren cambiar es la política en Colombia.

Sin embargo, las expectativas del primer gobierno de izquierda en Colombia son altas, así como los retos sui generis tanto regionales como locales, pues Petro y Márquez hablan del error histórico de “la guerra” contra el narcotráfico, de unir a una Colombia dividida por el clasismo y racismo, atender a las regiones olvidadas históricamente, dejar de lado los combustibles fósiles… todo esto en el marco de las vicisitudes mundiales como la inflación económica, guerra y crisis sanitaria (quinta ola y viruela símica). La visión de Petro y Francia Márquez no solo enriquecen a Colombia, sino a toda la izquierda latinoamericana.

POR ADRIANA SARUR
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@ASARUR

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