En esta era de descontento con los gobiernos y los poderes establecidos, el debate político público estadounidense parece dominado por los extremos en los Partidos Demócrata y Republicano, los tradicionales y ya centenarios adversarios electorales.
Los grupos más ruidosos son los más radicales. Tanto que en un país donde, al menos, durante la Guerra Fría hubo una frecuente comunicación y colaboración entre políticos de los dos partidos, son los elementos más ideologizados quienes definen posiciones y propuestas.
En ese sentido, por ejemplo, mientras la mayoría de los estadounidenses apoya la libertad de aborto y el control en la posesión y comercio de armas, los representantes políticos no parecen siquiera dispuestos a buscar puntos de acuerdo.
A la derecha los republicanos, con posiciones ultranacionalistas y afinidad con grupos racistas y religiosos; a la izquierda, los socialistas y minorías étnicas, sexuales y religiosas.
El debate es cada vez más amargo y divisivo. Tanto que dificulta, cuando no paraliza o distorsiona, la toma de decisiones.
Según sondeos citados por Andrew Yang, que buscó la candidatura presidencial demócrata en 2020, hasta 62% de los estadounidenses desearía el surgimiento de una nueva formación alternativa.
Algunos creen que es el momento de un tercer partido nacional, pero esta vez a partir del creciente disgusto de lo que se define como "centro" político, estimado en hasta un tercio del electorado, con la intención declarada de presionar y propiciar acuerdos.
"Los partidos obsoletos de hoy han fracasado por atender a los márgenes... La mayoría de los estadounidenses sienten que no están representados", escribieron Yang y la exgobernadora republicana Christine Todd Whitman en The Washington Post, un día antes de anunciar la creación del partido "Adelante".
No es algo nuevo. Han habido varios intentos, con un relativo impacto en la política nacional, como cuando en las elecciones de 2002, el independiente Ross Perot obtuvo un porcentaje de votación que los republicanos afirman denegó la reelección al entonces presidente George H.W. Bush.
Los intentos de crear un nuevo partido han fracasado hasta ahora. En EU, el sistema electoral está determinado por cada estado y los partidos políticos no son la excepción: ambos son en realidad una coalición de grupos afines en las diferentes entidades, lo que ayuda a explicar muchas diferencias internas.
En ese sentido, "Adelante", una coalición de al menos tres agrupaciones autodefinidas como centristas, anunció "una gira de construcción nacional" con la idea de "escuchar a los votantes y sentar las bases para ampliar el registro de partidos y el acceso a las boletas estado por estado". A partir de eso, buscarán reconocimiento legal en 15 estados para fines de 2022, hasta 30 en 2023 y en casi todos para fines de 2024.
La meta es ambiciosa y quizá podría considerarse oportuna para EU, donde como ocurre en otros países los grupos más activos y ruidosos son hoy por hoy los más radicales.
Falta ver si logran hacerlo.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1
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