REFLEXIONES CONSTITUCIONALES

Frente a la confrontación estéril, la unidad nacional

Ni todo lo que plantea el gobierno es malo, ni todas las críticas son acertadas; requerimos serenidad

OPINIÓN

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Alfredo Ríos Camarena / Columna Invitada / Opinión: El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

La absurda confrontación en la que se encuentra nuestro País nos ha conducido a confusiones que, sin duda, van en detrimento de los grandes objetivos nacionales; por un lado, las provocaciones generadas por el propio Presidente en “La Mañanera” y, por el otro, las actitudes de odio hacia Andrés Manuel López Obrador nos han puesto en circunstancias que afectan el destino nacional.

Existen temas fundamentales en los cuales debe existir la unidad nacional; más allá de la división entre conservadores y liberales, todos los mexicanos deberíamos hacer causa común sobre objetivos como la seguridad pública, la salud, la educación y el combate a la pobreza que, por encima de consideraciones ideológicas, son pilares fundamentales de la República.

Ni todo lo que plantea el gobierno es malo, ni todas las críticas son acertadas; para que México pueda avanzar, requerimos serenidad y un justo medio que no acabe con el tejido social.

Está muy bien que desde el punto de vista de los partidos políticos y de sus militantes, se enfrenten en el terreno político, para la muy adelantada sucesión presidencial; sin embargo, esto no debe afectar el rumbo que nos permita establecer políticas de unidad nacional.

En el tema de la seguridad pública, el acontecimiento icónico del asesinato de los Jesuitas, o el guía de turistas en Chihuahua, abrieron una brecha que puede tener consecuencias graves e innecesarias, recordemos a Don Quijote cuando le dijo a Sancho Panza: “con la Iglesia hemos topado”; estos hechos deben acercarnos más para combatir este fenómeno, que nos pone al borde de una militarización exagerada o de un control territorial brutal por parte de los grupos criminales. El horno no está para bollos.

Ya se experimentó un modelo de seguridad años atrás, por ejemplo, en Nuevo León, Baja California y en Chihuahua, donde la participación de la Sociedad Civil, la Academia, la Iniciativa Privada, los Medios de Comunicación y los Gobiernos Federal, Estatal y Municipal, alcanzaron éxitos inesperados. Para lograr esto se requiere un proceso de comunicación racional, inteligente y equilibrada. Esta misma fórmula de cooperación colectiva debe repetirse en los otros problemas apuntados anteriormente.

El reciente nombramiento de Cesar Yáñez, colaborador muy cercano de López Obrador y que desde la Subsecretaria de Gobernación –que tiene que ver con los Asuntos Religiosos— deberá tejer una red de entendimiento y comunicación racional y lógica.

Dejemos a la política en sus tiempos, formas y expresiones, pero no hagamos de esta el único objetivo de los últimos años del gobierno del Presidente López Obrador.

El tema de la migración y la aplicación adecuada del T-Mec, deberán ser excluidos de confrontaciones estériles. Se presenta la oportunidad clara para estos temas en la próxima reunión que sostendrá el Presidente López Obrador con el Presidente Biden, que deberá concluir en acuerdos reales, que puedan mejorar nuestra relación en bien de ambas naciones.

Dejemos el combate de las ideas y de las posiciones ideológicas para la arena política, y busquemos –para bien de México— la unidad nacional, que deben ser el cemento de una a ésta sociedad, que hoy enfrenta horizontes oscuros. 

El concepto unidad nacional ni es nuevo, ni es utópico; en muchos momentos difíciles de nuestra historia, los mexicanos han sabido comportarse con buena voluntad y amor a la nación; claro está que en muchos temas podemos tener desacuerdos, pero serán más útiles los puntos que compartamos la mayoría de la población, para resolver estos graves problemas. Es posible, es necesario, es urgente. El debate interno no debe enrarecer más nuestra realidad social; la participación de todos puede ser la clave para combatir los tiempos difíciles que vivimos.

México es mucho más que las frases y los caprichos de la clase política; tenemos un pasado qué respetar y un futuro que puede ser luminoso, si sabemos guardar la tranquilidad y hacer del patriotismo una auténtica bandera.

POR ALFREDO RIOS CAMARENA

CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM

PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)

VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA

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