COLUMNA INVITADA

Cleptocracia

¿Quién empezó la broma en México, el empresario que maneja lo público como privado o el burócrata que cree que lo público es privado?

OPINIÓN

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Luis Miguel Martínez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Muchos son los ciudadanos que se preguntan a diario sobre la calidad de sus gobernantes o la capacidad y trascendencia de sus decisiones al frente de sus respectivos gobiernos, pues, aunque se quiera hacer a un lado, la política es aún la forma imperfecta para alcanzar acuerdos entre las diferentes esferas que componen a una sociedad. Sin los políticos esta tarea sería prácticamente imposible de llevarse a cabo.

El problema radica cuando la función principal de estos personajes se degrada o se pervierte, y permea hacia la mayor parte de las instituciones del Estado.

En esta situación es cuando la corrupción y sus derivaciones suelen hacer de las suyas y generar inequidades en los pesos y contrapesos en la aplicación del poder. Así, la cleptocracia se hace presente.

Este concepto etimológicamente proviene del griego clepto (robo), y kratos (gobierno o dominio), es decir, el gobierno de los ladrones.

En estos términos se podría decir que es la institucionalización del robo a costa de una constante simulación de la legalidad.

La cleptocracia, en palabras de algunos autores, es la degeneración de un sistema puro, ya sea de tipo autoritario, democrático o totalitario, que se lleva a cabo cuando la corrupción ya no solamente tiene efectos funcionales, sino disfuncionales en el acceso al ejercicio del poder.

En las democracias, por ejemplo, teóricamente, la renta y el dinero que se obtiene tras la recaudación impositiva gubernamental se reinvierte en forma de servicios colectivos; el inconveniente se da cuando este ciclo se produce en sentido contrario.

Es cierto que es imposible desaparecer toda la recaudación tributaria de un país, pero lo que sí puede llevarse a cabo es el desvío rutinario de recursos de origen colectivo con la finalidad del enriquecimiento personal de algunos funcionarios.

Debido a este fenómeno, los países que sufren la cleptocracia, con el paso del tiempo, caen en un prolongando declive económico.

Sus finanzas dejan de ser viables y entran en un ciclo de endeudamiento.

Todo ello, debido a que el Estado está al servicio y sometido al saqueo de los gobernantes, por lo que las variables económicas tienden a ser negativas en su conjunto. Además, estas naciones suelen aparecer muy arriba en los rankings de Estados más corruptos.

La forma en como se lleva a cabo el desfalco es desviando los fondos a otros países, para evitar ser descubiertos por sus propios conciudadanos. Todas estas operaciones ilegales se realizan mediante un testaferro, quien cobra una comisión por poner a su nombre todas estas transacciones.

La cleptocracia se vale de todas las herramientas y formas en las que se manifiesta la corrupción política: malversación, prevaricación, cohecho y tráfico de influencias para fortalecer sus alcances y directrices de acción.

La importancia de poder identificar países con estos esquemas perversos de institucionalización de la corrupción es crucial para poder establecer mejores políticas públicas en aras de la aplicación de la justicia y la recaudación tributaria, pues sólo de esa manera es como se puede mejorar de manera sustancial el funcionamiento del gobierno y de sus representantes.

POR LUIS MIGUEL MARTÍNEZ ANZURES
PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL
DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

CAR

 

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