Hemos sido avisados; sin embargo, pareciera no todos se lo toman en serio. A veces creo que reina la pachorra en la 4T. Alimentados de indolencia y una extendida confianza, estiman que a partir del 1 de febrero nada ocurrirá de lo que Trump hoy anuncia. Ojalá estén en lo correcto.
Dado que existe la posibilidad (así sea de un 20%) de que llegue una tormenta y Trump sí imponga aranceles, ¿por qué a las dos Secretarías que más debieran de entrar en acción se les ve atolondradas?
Trump anunció aun antes de su protesta como presidente que a Canadá y a México les aumentaría aranceles si no ayudaban a frenar el trasiego de fentanilo y la inmigración ilegal. El día de su nombramiento precisó que, si no veía cambios para el 1 de febrero, impondría aranceles a los productos canadienses y mexicanos. Y a días de la fecha fatal, ¿qué de relevancia -no me refiero a acciones reactivas- hacen la Secretaría de Economía y la Cancillería? No se ven claras ni una contrapropuesta ni el abanico de resultados que tendrían que mostrarle a Trump.
Pareciera que el único que se está tomando las amenazas en serio es el secretario de Seguridad Pública, Omar García Harfuch, quien trabaja de forma discreta. El asunto es que no pocas veces pareciera desconectado del resto e ignorado por una gran parte de los morenistas…
Quizá hay un error por parte del Gobierno de México al creer que existe un margen considerable para negociar con Estados Unidos.
No lo hay. Acabamos de ser testigos de la forma expedita en que Trump responde cuando las acciones (o falta de acciones) por parte de otros países no le gustan. Lo que sucedió con Gustavo Petro debería de hacer sonar la alarma en la 4T. Si eso ‘ya lo tenían contemplado y descontado’ habría que mirar a esto otro: ayer, Donald Trump canceló la extensión del programa TPS, por lo que Venezuela y más de 600 mil venezolanos serán deportados de Estados Unidos a partir de este fin de semana.
Si bien no ha fijado fecha, la Casa Blanca reiteró que pondrá aranceles a México y Canadá. No necesariamente a partir del próximo mes ni a todas las industrias, mas se espera alguna sanción comercial por parte de EU. Con lo cual a México sólo le toca ceder ante el gobierno norteamericano. Eso sí, de la manera más diplomática, pero a la vez menos comprometedora posible. Esto es, asumiendo las menores pérdidas y pensando en la gente y no en un posicionamiento ideológico.
Hoy toca actuar de manera pragmática y no sólo hablar de defender la soberanía. Volvernos atractivos como país y lograrlo con los menores sacrificios. Aún estamos a tiempo.
Si eso significa participar de manera coordinada con la DEA para capturar narcotraficantes, que así sea. Algo que además sería agradecido por muchas regiones del país que sufren los estragos de tener esos grupos delictivos gobernando territorio mexicano.
La amenaza de Trump no es baladí. Esta semana General Motors dio a conocer que podría llevarse parte de su producción actual tanto de México como de Canadá a Estados Unidos si el presidente Trump impone aranceles. Las pérdidas para nuestro país no sólo se medirían en millones de dólares, también en miles de empleos bien remunerados.
No requerimos “sacrificios” inútiles o inmolaciones multitudinarias. Tampoco acometer con la retórica incendiaria. Tan sólo estar preparados para enfrentar el Armagedón que se pronostica en breve y salir lo menos vapuleados posible. Pensemos en el inicio de algo cuya magnitud con dificultad dimensionamos.
POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
COLABORADORA
EEZ