DESDE AFUERA

Ucrania y el nacimiento de Europa potencia

La guerra en Ucrania ha tenido varios efectos que en buena medida eran inesperados

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La guerra en Ucrania ha tenido varios efectos que en buena medida eran inesperados, incluso, el resurgimiento de un bloque Europeo como un factor de poder aliado con Estados Unidos, pero cada vez menos dependiente de su sombrilla de poder militar.

No es que sea algo nuevo. Europa como región tiene un poder económico y diplomático evidente: los 27 países de la UE suman una extensión de 4.2 millones de kilómetros cuadrados, una población de 420 millones de personas y un PIB de 18 millones de millones de dólares.

Sin embargo, tampoco se podría considerar un hecho. Ese continente, con sus más de 60 años de trabajo en la integración regional, es todavía un proceso de gestación, de constante conciliación y forcejeos de intereses entre sus miembros, con gobiernos que, en algunos casos, difieren casi por completo de posiciones asumidas por la comunidad.

Pero la combinación de la desconfianza en la dependencia de EU, que tampoco era nueva y fue abiertamente puesta sobre la mesa por el gobierno de Donald Trump, más la preocupación causada por el mandato de Vladimir Putin y su no tan nueva visión de Rusia como potencia, llevan a Europa a dar pasos propios.

De hecho, Estados Unidos parece ser la punta de lanza de la creciente ayuda militar a Ucrania, pero son los europeos quienes llevan lo mayor de la carga en todos sentidos y los primeros interesados en tratar de restablecer balances políticos, mientras su compromiso económico y militar crece en las fronteras con Rusia.

Las decisiones de fortalecer su gasto bélico, particularmente en el caso de Alemania, y de invitar formalmente a Finlandia y Suecia, dos países fronterizos con Rusia, a formar parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y de aceptar a Ucrania como "candidato" a miembro de la UE son pasos que comprometen y, en el corto plazo, incrementan las tensiones en la que ya es una tirante relación con Moscú.

De hecho, puede decirse que la expansión de la OTAN alimenta sin duda la paranoia del gobierno de Putin, que no reconoce la posibilidad de que sus propios actos hayan propiciado la preocupación de países que por décadas trataron de mantener su neutralidad con base en su relación con Rusia.

Pero Ucrania ha cambiado todo eso. La primera gran llamada de atención, si se quiere decir así, fue la anexión de Crimea, en 2014. Se puede o no estar de acuerdo con Putin respecto a la seguridad rusa, pero no se debe esperar a que sus movimientos dejen de provocar reacciones.

Y sí, se puede alegar la memoria histórica de Rusia, pero eso obliga a aceptar que existe una en sus fronteras. Y es de desconfianza en ambos lados.

Hace algunos años, pocos en realidad, se creía que el foco de conflictos geopolíticos y económicos se desplazaría de Europa a la región del Pacífico, especialmente la República Popular China y sus alrededores.

No obstante, Ucrania, la ambición rusa y el nerviosismo europeo dicen que no.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1

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