MALOS MODOS

Hitleriano

No es el primer presidente al que le ocurre. Llegas a las dos terceras partes del sexenio y descubres que tus planes de transformar al país nomás no cuajaron

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

No es el primer presidente al que le ocurre. Llegas a las dos terceras partes del sexenio y descubres que tus planes de transformar al país nomás no cuajaron; entiendes que vienen dos años dedicados a la sucesión, dos años en los que resultas cada vez más irrelevante; te despojas de pudores, y te dejas ir. Es así como presenciamos la indolencia final del mandato de Fox o, antes, el nepotismo desaforado de López-Portillo, por ejemplo. Y es así como nuestro presidente dejó que se asomara su yo más íntimo, su naturaleza más “mi pecho no es bodega”, y llamó “hitleriano” a un ciudadano mexicano de origen judío, Carlos Alazraki, por criticar un sexenio desastroso.

En líneas generales, pan con los mismo. El presidente abomina de las clases medias, todas; alucina a los empresarios, por mucho que beneficie a algunos de ellos; hace juicios tajantes, infames, contra los españoles; acusa a los padres de los niños con cáncer de responder a intereses oscuros; califica sin pruebas a medios e intelectuales de lo mismo, de complotistas; manda al basurero de la historia a la academia, por “conservadora”, como a los médicos no cubanos, y, como en días recientes, responde a la Iglesia con acusaciones de que trabaja para la oligarquía, cuando esta vez la Iglesia lo único que hizo fue pedir lo que pedimos todos, que el presidente al menos intente hacer algo con la masacre diaria que es su sexenio, y cuando todos sabemos que los dos jesuitas asesinados, ellos sí, vivían como y entre los más pobres.

Dicho lo anterior, en efecto, jugar sin disimulos la carta antisemita, esa frivolidad cruel para utilizar un genocidio, es bajar otro escalón más, u otros varios. El comunicado en respuesta es de una elegante contundencia: “La Comunidad Judía de México rechaza el uso del término “hitleriano” para dirigirse a cualquier persona”. No hay más que decir.

Lo que pasa es que nuestro presidente, en efecto, no es como los demás. Muerto a muerto, con el sistema de salud destruido, la economía en su peor momento y la mortandad de récord por la pandemia, nunca habíamos visto un contraste tan brutal entre la altura de las pretensiones y la catástrofe de los resultados. La consecuencia es la frustración presidencial, no por los resultados mismos, sino por las críticas cada vez más generalizadas contra su primer responsable, el hombre que iba a traernos la utopía. Bueno, la frustración provoca estas cosas: que nos desnudemos. Y hay desnudeces que nadie tendría que presenciar.

Una observación sobre lo de que “no hay más que decir”. Tras el comunicado, Sabina Berman catalogó de “error” lo que dijo el presidente de Alazraki. Un error hubiera sido llamarlo Carlos Arizmendi o Juan Alazraki. Llamarlo “hitleriano”, como debería saber alguien que se dedica a escribir, tiene otro nombre, u otros varios.

POR JULIO PATÁN

COLUMNISTA

@JULIOPATAN09 

MAAZ