El mundo está inquieto ante lo que pueda ocurrir el próximo lunes 9 de mayo. La fecha, simbólica para Rusia, podría ser aprovechada por Vladimir Putin para intensificar su ofensiva.
El 24 de febrero, Moscú inició la invasión a Ucrania pero, oficialmente, el régimen ruso la llama “operación militar especial”, por lo que se cree posible que este lunes Putin declare oficialmente la guerra.
El 9 de mayo Rusia celebra su triunfo en la Segunda Guerra Mundial contra los nazis, ocurrido en 1945, el Día de la Victoria. Cada año se realiza un desfile militar en Moscú. Según informes, el Kremlin desea realizar un desfile en Mariúpol, puerto ucraniano que ha estado semanas bajo asedio ruso; una ciudad que ha quedado hecha polvo.
La ciudad no está del todo bajo el dominio ruso, aún hay un grupo de soldados que luchan desde una planta siderúrgica. Moscú ha recrudecido sus ataques contra esa acería, buscando a toda costa hacerse por completo del puerto, estratégico en el mar de Azov.
Este 9 de mayo es un significativo momento para que Rusia dé un segundo aire a su ofensiva o al menos para declarar una pequeña victoria, ante un asalto que no ha resultado como esperaban gracias a la ayuda enviada por occidente a Kiev y que no deja de fluir.
Según la inteligencia ucraniana, Sergey Kirienko, que recientemente fue declarado responsable de asuntos relacionados con los ORDLO (Territorios Temporalmente Ocupados de Donetsk y la Región de Lugansk), está en Mariúpol alistando los festejos.
Rusia niega que vaya a declarar la guerra oficialmente o que lance un llamado a sus hombres a movilizarse, es “un disparate”, dice; pero también negó por semanas que su movilización de tropas hacia la frontera con Ucrania fuera porque preparaban un ataque, así que su credibilidad es poca.
Reportes señalan que las tropas rusas limpian los escombros de sus bombardeos y retiran los cuerpos de civiles para poder celebrar en el puerto ucraniano.
Informes también indican que Moscú difundirá historias sobre supuestos habitantes de Mariúpol “felices” de que Rusia los haya “rescatado”; según la prensa rusa, los civiles ruegan por que Moscú no los abandone.
La batalla en la siderúrgica se ha vuelto también simbólica, Rusia no logra derrumbar a la feroz resistencia. “Lucharemos hasta que sea necesario” señalan los soldados que habitan los túneles de la planta y que luchan en condiciones extremadamente difíciles, sin luz, sin agua y sin comida; aunque algunas personas han logrado abandonar la acería, aún hay cientos de civiles, entre ellos 30 niños en esas instalaciones.
El tiempo apremia si Putin quiere festejar en Mariúpol, y es que hasta ahora Rusia sólo ha logrado ganar la batalla de la propaganda interna.
POR ALEJANDRA MARTÍNEZ
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