COLUMNA INVITADA

Tanguy en Francia, Il Mammone en Italia... ¿Y en México?

La moraleja es simple y contundente: joven, a estas alturas de la vida no sea usted un mammone

OPINIÓN

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Juan Luis González Alcántara / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Muchos recordaremos esa deliciosa comedia francesa coescrita y dirigida por Étienne Chatiliez, que fue estrenada en los cines en el año 2001, en donde se muestran las peripecias de unos padres para por fin lograr la emancipación del hogar de su hijo Tanguy. Esta divertida comedia, aunque exhibe las maniobras para que el hijo exitoso pueda por fin dejar su casa, éstos jamás usan el aparato coactivo del Estado para lograrlo.

En 2011 algunos rotativos periodísticos resaltaban la intención de unos progenitores, de emplear las vías judiciales para expulsar a su hijo de 41 años, que a pesar de todas las súplicas de sus padres, no quería salirse de la casa.

Este caso muestra la tensión del deber moral que los padres tienen para asistir a sus hijos con los límites jurídicos de seguir manteniéndolos.

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Este fenómeno socio jurídico, ha sido bautizado en Italia como: los mammoni. Esto es, hombres de treinta o cuarenta años que no han logrado emanciparse del hogar ni del seno materno. Son llamados los niños de mamá que, por razones económicas o sociales –como el desempleo, falta de mejores oportunidades laborales o por una sempiterna vida de estudiantes–optan por la comodidad de vivir con sus padres.

En una nota de la Oficina de Estadística de la Unión Europea del año 2017, los jóvenes adultos de entre 25 y 34 años, casi la mitad, el 49.3%, aún viven con sus padres.

Por supuesto, México, y muchos países latinos, no debe ser distinto en este asunto, pues tradicionalmente el papel sagrado de la madre como eje moral de la familia, pilar del focus domus –del hogar– y de la cohesión de los lazos familiares inciden en este fenómeno.

Práctica social que, dicho sea de paso, genera problemáticas u otros fenómenos –igualmente sociales–, como: la falta de compromiso de los varones para iniciar y mantener una relación de pareja estable, la baja natalidad, la alta tasa de divorcios tempranos, la generación de conflictos familiares, el desencanto o despreocupación por encontrar trabajos mejor remunerados por parte de los mammoni, la generación de adultos con comportamientos de adolescentes interminables, en fin, una falta de emancipación crónica.

Tal vez, lo único rescatable de todo esto es que, en el bando femenino se ha producido una notable autonomía económica e independencia profesional de las mujeres. Probablemente, bajo la presunción nada descartable de que estas mujeres liberadas de yugos no quieran convertirse en la mammà per tutta la vita de sus concubinos o cónyuges.

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Guardadas las diferencias, uno de los más grandes escritores franceses, Honoré de Balzac, siempre tuvo un enorme apego por su madre en una relación tirante de amor-odio, lo que lo llevó siempre a estar y querer ser el hijo de mamá.

Como la gran comedia humana, tal como Balzac llamaba a toda su obra que retrata a la clase media de la Francia de principios del XIX, la historia continua en los dos subsecuentes siglos en Italia y otras latitudes con los mammoni.

La moraleja es simple y contundente: joven, a estas alturas de la vida no sea usted un mammone.

POR JUAN LUIS GONZÁLEZ ALCÁNTARA
MINISTRO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

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