Columna Invitada

Las herencias hitleranias en pleno 2025

Convierte a los líderes en la personificación del Estado justificando que sus países han perdido su grandeza y que su lucha es por el bien de los ciudadanos, cayendo en una demagogia que se alimenta del odio e ignorancia

Las herencias hitleranias en pleno 2025
María Fernanda Bolaños / Columna invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Joseph Goebbels, como cabeza del Ministerio de Propaganda, tenía el control de la narrativa y el flujo de información en los medios de comunicación masiva; el objetivo principal era claro, posicionar al Partido en una posición de relevancia política para así llegar al poder totalitario, esto aunado a la feroz retórica de Hitler, retórica que lo convirtió en líder, a través de una oratoria excedida y con un lenguaje ilustrativo preciso.

La comunicación del Reich tenía como fundamentos principales la transformación alemana erradicando la democracia, fortaleciendo el estado policial, suprimiendo la libertad de expresión, desacreditando cualquier oposición, implementando la ideología discriminatoria; todos estos mensajes comenzaron a permear en los alemanes, identificando al Führer como un líder mesiánico, lo mismo sucedió con las fuerzas armadas que debían jurar lealtad a Adolf Hitler en lugar de a la constitución.

Ese líder “elegido por Dios” ha sido replicado por varios personajes políticos de la actualidad, esa construcción de un nacionalismo de contundente proliferación social ha sido la fortaleza de varios líderes políticos como Donald Trump, Nicolás Maduro, Miguel Diaz Canel, Daniel Ortega. Las herencias hitlerianas las vemos en cada paso de los gobiernos populistas que han vulnerado los derechos humanos de sus naciones: Colombia, Bolivia, Brasil, México, inclusive El Salvador con Nayib Bukele que de una forma cínica usó la crisis sanitaria para concentrar el poder y limitar los controles democráticos.

En la herencia hitleriana, la discriminación y la violencia fueron validadas por los sistemas legales y políticos en los que se suprimieron las garantías, cooptaron de los medios de comunicación, manipularon a las masas con mensajes emotivos y así manejarlas a su antojo. Convierte a los líderes en la personificación del Estado justificando que sus países han perdido su grandeza y que su lucha es por el bien de los ciudadanos, cayendo en una demagogia que se alimenta del odio e ignorancia.

La crisis en el mundo es clara: la herencia de Hitler, específicamente de Goebbels, es que la propaganda es capaz de hacer ganar o perder a una nación, de sembrar odio y polarización, de cegar a las masas y de hacer del hambre de poder una cadena perpetua.

POR MARIA FERNANDA BOLAÑOS CASILLAS

PUBLICISTA, MERCADÓLOGA Y COMUNICÓLOGA POLÍTICA

@MaryferBC 

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