Antes y después de la votación en la Cámara de Diputados de la reforma eléctrica del presidente Andrés Manuel López Obrador, el discurso sigue siendo el mismo: los que votaron en contra son traidores a la patria.
Desde los trabajos del llamado “parlamento abierto” todo fue una pérdida de tiempo, ya que expertos en economía, energía, derecho y medio ambiente que presentaron todo tipo de aportaciones, recomendaciones, y razones para mejorar la reforma eléctrica del gobierno federal, fueron ignorados. Los legisladores de Morena y sus partidos remora no los tomaron en cuenta.
Esto no debe sorprender a nadie, ya que no es nada nuevo, las instrucciones desde el gobierno en esta administración han sido siempre las mismas a los diputados de Morena, que más que representantes de los intereses del pueblo, responden a los caprichos de su líder. La indicación siempre es la misma: a esta iniciativa no se le mueve ni una coma.
Esto se entiende porque la reforma eléctrica es una iniciativa de Andrés Manuel López Obrador, no de los diputados de Morena que sin el presidente no son nada. Son incapaces de ganar una batalla que no encabece el propio presidente de la República.
Mas allá de que la reforma eléctrica presente muchos cuestionamientos como son que con la misma se crearía un monopolio, que se cancelarían permisos de generación y contratos vigentes, que se violarían tratados internacionales en la materia, celebrados conforme el artículo 133 de la Constitución, es claro que subiría el costo de la generación eléctrica, además de que sufriríamos apagones, ya que es probable que no haya suficiente electricidad.
Por si esto no bastara, es probable que se afectase la salud de todos los mexicanos, ya que los planes de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para construir nueva capacidad de generación contemplan en su gran mayoría nuevas centrales con tecnologías basadas en combustibles fósiles.
Es evidente que la transición energética no está en las prioridades de la CFE. No se podrá reducir las huellas de carbono y es probable que se pierdan mercados al no poder cumplir con las exigencias de sus clientes. Nuestros socios comerciales exigirían que las exportaciones mexicanas paguen impuestos al carbón, perdiendo competitividad internacional.
Como muchas de estas situaciones son demasiado técnicas y gran parte del pueblo bueno y sabio no las entiende muy bien, el discurso primero del presidente y después de todos sus empleados y aduladores es de quien no voto a favor de la reforma eléctrica es un traidor a la patria, y es que así les conviene que lo asimile la sociedad.
Es el discurso que los mantiene cómodos, ya que la mayoría de la gente no entiende o simplemente no le interesa la reforma eléctrica, digamos que tiene otro tipo de preocupaciones en su vida, como, por ejemplo, que va a comer mañana.
Al presidente y a Morena les interesa solamente que en el ambiente y en el ánimo popular, quede fijado el discurso de que los que no aprobaron la reforma son unos traidores a la patria.
Podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que si se hiciera una encuesta preguntando a la gente que porque el que voto en contra de la reforma eléctrica es un traidor a la patria, respondería; porque lo dice el presidente de la República.
POR EDUARDO MACÍAS GARRIDO
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