DESDE AFUERA

¿México-Brasil posible alianza?

López Obrador recibió la semana pasada la visita del popular expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, casi seguro candidato del Partido del Trabajo y como tal, favorito para ganar las elecciones de noviembre de este año

OPINIÓN

·
José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Bien podría decirse que el presidente Andrés Manuel López Obrador parece determinado a acabar con una de las constantes de la diplomacia latinoamericana del siglo pasado: la informal, pero muy real competencia política entre Brasil y México.

López Obrador recibió la semana pasada la visita del popular expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, casi seguro candidato del Partido del Trabajo y como tal, favorito para ganar las elecciones de noviembre de este año.

La visita fue un verdadero intercambio de elogios: López Obrador "es un regalo para México", sostuvo Lula da Silva. AMLO, por su parte, destacó el liderazgo latinoamericano del brasileño. Su propuesta conjunta, trabajar por la unidad latinoamericana.

Después de todo, el gobierno López Obrador rescató la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeño (CELAC), como parte de su inicial impulso de política latinoamericanista. 

Importa porque según reportes de la prestigiada Fundación Getulio Vargas, quizá el principal centro de anàlisis brasileño, la CELAC, propuesta como una alternativa latinoamericana respecto a la Organizaciòn de Estados Americanos (OEA), fue una iniciativa del gobierno de Lula da Silva tanto para acentuar el papel brasileño como potencia regional como contrapeso a la actividad a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) creada por el venezolano Hugo Chávez y expresión, según el investigador brasileño Guilhermo Casaroes, del "eje Caracas-La Habana".

De hecho, la idea de Brasil como la potencia hegemónica de Sudamèrica y como consecuencia de América Latina ha sido una constante en la percepción de su papel en la región. 

La leyenda de la Doctrina del Barón de Río Branco, el legendario fundador de la diplomacia brasileña y la idea del "destino manifiesto"  de ese país como hegemón regional son parte de esa imagen.

También es cierto que durante años, muchos diplomáticos mexicanos consideraron que una de sus tareas era ayudar a frustrar las ambiciones brasileñas, a veces en alianza con los argentinos.

A cambio, la diplomacia brasileña hizo lo suyo por restar fuerza o dañar la imagen mexicana. Hace 15 años, cuando Celso Amorim era el encargado de política internacional del presidente Lula da Silva, sus subordinados no se cansaban de repetir, a lo largo y ancho de la región, que México ya no era un país latinoamericano sino un socio de los Estados Unidos.

El recelo político y geopolítico entre los dos países, las mayores economías de América Latina, podría no ser política oficial pero no dejaba de ser real.

Hoy en la CELAC coinciden el propio Lula, su sucesora la expresidenta Dilma Roussef y el mismo Amorim con el subsecretario de Relaciones Exteriores Maximiliano Reyes y el presidente de Morena, Mario Delgado. Eso ciertamente facilita la comunicación.
Claro que el proyecto dependerá del triunfo electoral de Lula da Silva el próximo tres de octubre.

Y de que el tigre decida despojarse de sus rayas…

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

PAL