Dicen que “es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la vara en el propio”. Es más fácil ver el error o interpretación del otro, que la proyección propia.
Cada que estamos completos, logramos tejer junto con el universo esta expansión. Estamos cocreando y el universo hace eco a lo que sentimos. Es absurdo desgastar una experiencia totalmente divina en algo falso, no venimos a esto. Donde está nuestra energía, está nuestra realidad. Es esa voz que te dicta cosas aparentemente en silencio. Da igual el cómo, la vida se encarga de llevarnos de la mano a aquello que decidimos aprender.
Es por eso que ser detective de tus propios pensamientos me resulta un consejo espectacular. Son nuestros propios pensamientos los que nos presentan la película que vemos cada día. Es la vibración de lo que vemos y tocamos, desde lo físico, emocional,
espiritual y todo lo que esta más allá de lo aparente.
¿Con qué seducimos a la vida? ¿Qué tipo de ofrendas le ponemos para que te responda como queremos que nos responda? ¿Qué tantas pausas nos regalamos para analizarlo? ¿o lo recorremos el día en piloto automático?
Es que si lográramos entender la simplicidad y a la profundidad de cómo trabaja el universo, y si además pudiéramos lograr que no se nos olvidara, viviríamos más plenos, más momentos.
La felicidad no es un estado permanente, pero sí son momentos que llenan el tanque, y entre más momentos tengamos de estos, podríamos decir que más nos acercamos a la felicidad.
El universo es un espejo, lo que proyectas es lo que tienes. No hace falta ninguna investigación periodística para entender los lazos que se tejieron para llegar a donde cada quien está.
Puede, en tu intención, sumar al bien mayor, y entonces la vida te da más vida. Más poder de disfrute, de experimentar a mayor profundidad, a madurar, a saber sentir sin nombrar, simplemente por el placer de sentirse vivo, de conocer la paleta completa de colores que cada quien tenemos en nuestra paleta, más sabores en tu plato, más caras y experiencias, más amor, más profundidad, más natural, más espontáneo, más como es la vida. Deja hablar a la vida, siempre será más inteligente que cualquiera y permite que la vida te llene de vida… y disfruta sentirte así.
Pues somos esa cavidad que se expande; ese “vacío” que se trata de llenar; entre más amas ese “vacío” se llena más de los tuyos, se llena más de ti, se llena de Dios.
Somos ese aire que entra y eleva, que se evapora, que flota, que llena pulmones y alma. Somos testigos de lluvia de estrellas, y somos estrellas al mismo tiempo. Somos todo, si lo permitimos ser. Somos diversidad, somos vida y quietud aún estando en la tormenta. Somos palabras y decisiones. Somos espejos e imanes, atraemos, reflejamos, tejemos, amamos.
No depende de un acta de nacimiento. No depende más que de ti, de tu visión, de tu tierra, de tu presente, de saber nutrir a tu espíritu con cosas que lo dejen sentirse vivo, ligero, conectado ,y entonces nada te impide estar alado, nada te impide volar.
POR PAOLA ALBARRÁN
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MAAZ