El presidente Andrés Manuel López Obrador respondió a una pregunta sobre la posibilidad de que hubiera espías rusos en México, con un recordatorio patriótico antes de afirmar que carecía de información.
"Nosotros tenemos como política la no intervención, que recuerden lo que decía el presidente Juárez: ‘Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz’. Así de sencillo.
"Nosotros no vamos a Moscú a espiar a nadie, ni vamos a Beijing a espiar qué están haciendo en China, ni vamos a Washington, ni siquiera a Los Ángeles, no nos metemos en eso", puntualizó.
Sin embargo, como suele ocurrir, los buenos propósitos chocan con la realidad. La pura ubicación geográfica de México y su importancia social, económica y política para los Estados Unidos, que esté literalmente abierto al mundo y con relativamente pocas defensas lo hace un país interesante, propició incluso para los juegos de espionaje y contraespionaje.
En ese rejuego, además, rara vez se pide permiso. Es por definición una actividad clandestina en la que México, con su larga historia, tiene experiencia real aunque casi siempre, para no decir que todo el tiempo, vinculada con cuestiones domésticas.
Así ocurrió antes de la Segunda Guerra Mundial, con el añadido nazi en el juego; después de ese conflicto bélico, sobre todo en los años sesenta, era fama que las agencias de espionaje y contraespionaje estadounidenses se medían aquí con sus contrapartes, sobre todo soviética y cubana, para informarse de los contactos entre ellas y grupos izquierdistas.
Se sabe que ciudadanos mexicanos han espiado para Estados Unidos en Cuba, pero también para la Unión Soviética, y ahora Rusia, en Estados Unidos.
El general Glenn VanHerck, jefe del Comando Norte de las Fuerzas Armadas estadounidenses, aseguró la semana pasada que hay una fuerte presencia de agentes de la GRU, la inteligencia rusa, en México, pero omitió hablar de la también considerable presencia de agentes estadounidenses.
El que México fuera por décadas el refugio, o paso obligado de la izquierda latinoamericana, lo hizo importante como centro de información de inteligencia no sólo para las potencias, sino incluso para países europeos y latinoamericanos.
En ese marco, López Obrador subrayó que no tenía información sobre la presencia de agentes rusos en México y que "no impedimos a nadie, a ningún extranjero que quiera llevar a cabo actividades legales en el país, que lo pueda hacer.
Los que son delincuentes y cometen delitos, se les detiene, no se permite ni a mexicanos ni a extranjeros cometer delitos en nuestro país”.
De hecho, las embajadas de muchos países integran al menos un elemento a cargo de obtener inteligencia sobre su país anfitrión.
México aprovecha su Centro Nacional de Inteligencia (CNI), para recabar información en el país y el extranjero. Es una herramienta indispensable para la seguridad nacional.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1
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