Desde el Grupo de Puebla condenamos el uso unilateral de la fuerza y las graves consecuencias humanitarias que generan los ataques realizados durante la madrugada por parte de la Federación Rusa a la capital de Ucrania, Kiev.
"Hacemos un llamado a respetar el derecho internacional y buscar una solución pacífica desde el diálogo y la diplomacia", manifestó el foro.
La escueta declaración del Grupo de Puebla, firmada por 15 de los "miembros fundadores" que concentra a los más destacados dirigentes de la izquierda democrática latinoamericana, puso de relieve indirectamente que ese sector regional no es monolítico.
O en otras palabras, que la llamada "Marea Rosa" que se extiende por América Latina tiene varias tonalidades, y algunas están más cerca de Stalin que de Salvador Allende.
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Porque la declaración fechada el viernes pasado, fue prácticamente simultánea con las que Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, y Daniel Ortega, de Nicaragua, –y de hecho, el estadounidense Donald Trump–, emitieron en solidaridad con Rusia en su invasión de Ucrania.
Pero no es la única diferencia en una "Marea Rosa" donde Maduro y Ortega parecen representantes de un autoritarismo que se creía rebasado.
De hecho, el presidente de Perú, Pedro Castillo, y el mandatario electo de Chile, Gabriel Boric, subrayaron esa diferencia. Castillo dijo en una entrevista que pensaba crear "un verdadero modelo democrático y abierto con los peruanos", que se interpretó como una alusión a Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Boric, que asumirá el 11 de marzo, opinó que el retroceso en Venezuela ha sido "brutal" y enfatizó que ese no es su "camino", sino que aspira a construir una "izquierda democrática".
Para Maduro, "por ahí ha surgido una izquierda cobarde que basa su discurso en atacar el modelo bolivariano exitoso, en asaltar el legado histórico, y en agredirme como Presidente".
Claro que podría cuestionarse lo que Maduro presenta como éxito del modelo bolivariano, dada la situación de Venezuela, pero el señalamiento realzó otras diferencias: Boric y Castilllo fueron electos por mayoría, y aunque la del peruano fue mínima nadie cuestionó los comicios ni su transparencia. Ambos deben navegar sistemas plurales políticamente con congresos mayormente opuestos y Castillo, en particular, es el cuarto Presidente de su país desde 2018.
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Y por cierto Gustavo Petro, favorito para ganar la Presidencia de Colombia, también ha expresado su rechazo al estilo de Maduro.
La división de opiniones ha sido visible en otras formas. Recientemente Argentina y Perú votaron en favor de una resolución de la Organización de Estados Americanos (OEA) que pidió la liberación de presos políticos en Nicaragua.
México se abstuvo en ese fallo y ningún mexicano miembro del Grupo de Puebla, incluso el diputado Mario Delgado o el subsecretario de Relaciones Exteriores, Maximiliano Reyes, firmó la carta de condena de la intervención rusa en Ucrania.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1
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