¿Hasta dónde llegará el presidente ruso Vladimir Putin?
Esa es la pregunta que parece hacerse el mundo ante lo que bien podría verse como un abierto desdén a modos y formas, o una nueva señal de resquebrajamiento del orden internacional, como se conoció después de la Segunda Guerra Mundial.
Puede ser también un recordatorio de la división de intereses en una Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), encabezada por unos Estados Unidos, envueltos ahora en un brutal debate político interno, que limita su capacidad de reacción, y mientras, los aliados europeos evalúan cada paso de cara a sus propias necesidades.
Pero al mismo tiempo, el anuncio del mandatario ruso de reconocer las "repúblicas populares" proclamadas por ruso-ucranianos separatistas en las provincias de Donetsk y Luhansk, creó alarma en una UE y una OTAN donde hay al menos cinco países que antes fueron aliados obligados de Rusia.
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Es cierto que ambas regiones ya estaban bajo control ruso, así hubiera sido a través de milicias y gobiernos patrocinados por Moscú, en una formulación muy similar a la que llevó a la separación de la península de Crimea, en 2014.
Sin embargo, el anuncio de Putin fue considerado como el primer paso de una campaña militar mayor, luego de que algunos medios consideraron como "un impresionante discurso nacionalista e históricamente revisionista", que hizo un reclamo sobre Ucrania, que consideró como parte de Rusia, y subrayó que es deber de Moscú proteger a los hablantes de origen ruso en territorio ucraniano.
El reconocimiento formal de las "repúblicas populares" proclamadas por separatistas prorrusos en el este de Ucrania fue seguido por el envío de "fuerzas de paz", y condenado de inmediato como una violación de la Carta de la ONU.
Pero nadie está seguro qué tan lejos piensa llegar Rusia.
Porque más allá de las justificaciones, se trata de una medida de fuerza con transparentes motivaciones geopolíticas, en el marco de lo que parece un proyecto de reconstrucción de lo que fue el imperio ruso, transformado luego en la Unión Soviética y que ahora es la Federación Rusa.
Desde tiempos del zarismo, una de las mayores preocupaciones rusas ha sido la seguridad de su territorio, y Ucrania, de grado o por fuerza, ha sido por siglos una parte importante de una franja de protección desaparecida al disolverse la URSS.
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Putin, ahora, parece no sólo buscar restablecer esa zona de seguridad, sino también hacer sentir que Moscú es otra vez una potencia con impacto mundial y que debe ser tomada en cuenta. Y probablemente tiene apoyo dentro de su país, pues ¿qué mejor propósito que reclamar partes que consideran históricamente parte de Rusia?
Pero eso deja a los países vecinos bajo una sensación de amenaza. Porque sin importar si sólo formalizó un hecho, la intervención rusa en Ucrania va contra el derecho internacional.
¿Hasta dónde piensa llegar Putin?
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1
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