DESDE AFUERA

América Latina y la nueva lucha mundial

Fernández habló abiertamente de terminar con la dependencia de su país respecto a Estados Unidos, una queja, por cierto, común en Latinoamérica

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Cuando el presidente Alberto Fernández se reunió con los líderes de Rusia y China para proponer a Argentina como "puerta de entrada" a Latinoamérica, ingresó en un rejuego geopolítico donde lo lejano se ve mejor que lo cercano. 

Fernández habló abiertamente de terminar con la dependencia de su país respecto a Estados Unidos, una queja, por cierto, común en América Latina.  

El mandatario argentino es además, el actual presidente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y pareció poner en práctica una recomendación del Centro Latinoamericano de Análisis Geopolítico (Celag), un think tank regional vinculado al Grupo de Puebla, que en un "documento político" en junio de 2021, planteó que una reconfiguración del juego de fuerzas global se refleja en Latinoamérica. Y que esa nueva competencia pudiera ser aprovechada en beneficio de la región.

Desde esta parte del mundo, la tal vez mayor ventaja de Rusia y China es que están lejos, y nunca han tenido un papel mayor en América Latina, excepto en apoyo económico y político al régimen del presidente Fidel Castro, en Cuba, y a Hugo Chávez y su heredero, Nicolás Maduro, en Venezuela, y más recientemente a Daniel Ortega, en Nicaragua.

Hay razones en todo caso. La historia de las relaciones entre EEUU y la región está salpicada de intervenciones y denuncias de explotación, de hegemonía militar y económica, de respaldo a gobiernos dictatoriales y a veces de una indiferencia no tan benigna.

Para muchos, nacionalistas y grupos de izquierda, las acciones estadounidenses han sido un filón inacabable de razones por las que América Latina debe ver hacia otros horizontes.

Pero hay países europeos y asiáticos que tienen sus propias dudas respecto a Rusia o China, por razones históricas o resentimientos propiciados por la vecindad o tratos desventajosos, por más que, según la opinión de muchos latinoamericanos, hayan firmado un "pacto con el diablo" al acercarse a EEUU para "balancear" su proximidad con alguna de aquellas.

Para polacos, letones, lituanos, latvios, estonios y otras nacionalidades, fue sólo natural aliarse con la OTAN y Estados Unidos, tan pronto pudieron, tras la disolución de la Unión Soviética –cuyo núcleo era Rusia– en 1991.

Era en alguna medida una cuestión de defensa propia.

Igual reacción tuvo Vietnam, que hoy tiene fuertes vínculos con EEUU aunque se proclama socialista y es vecino de China. Pero su última guerra no fue la intervención estadounidense de 1965-75, sino una intervención punitiva china en 1979 e "incidentes fronterizos" armados en 1982 y 1984.

La desconfianza entre países vecinos o próximos no es nada nuevo, como demuestra la historia europea. Las guerras religiosas primero, la Guerra Fría del siglo pasado, añadieron componentes ideológicos. La nueva competencia por hegemonía es geopolítica y comercial, por control de rutas, posiciones y mercados. 

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

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