PERMANENCIA VOLUNTARIA

Licorice Pizza para fanáticos

Este fin de semana estrenó en cines la cinta Licorice Pizza, lo nuevo del laureado Paul Thomas Anderson que obtuvo múltiples nominaciones al Oscar, pero ¿verdaderamente vale la pena como para tanto alboroto? Pasen a leer

OPINIÓN

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Linet Puente / Permanencia Voluntaria / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

No sé si será mi estado de ánimo de los últimos días o mi estrés del día a día, pero la verdad me costó mucho trabajo conectar con Licorice Pizza. No me maten colegas clavados, pero esa es mi realidad. Es más puedo decir que en la sala repleta de periodistas en donde vi la cinta, noté a varios muy desconectados del filme que hoy se proclama como uno de los mejores, por lo menos para los miembros de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, quienes nominaron a la película como una de las 10 mejores del año y a Paul Thomas Anderson como mejor director y guionista por la misma. Pero ¿En serio? De pronto siento que es más lo que se va generando de boca en boca que lo que en realidad sucede. Vamos la cinta es muy linda y te hace pensar y recordar a ese primer gran amor que todos tuvimos alguna vez y que por lo general se da precisamente cuando estamos en la escuela. También creo que en muchas ocasiones lo que sucede con las películas de Thomas Anderson, es que se convierten en filmes de culto en las que o te gusta el estilo del cineasta o lo odias. Yo no me inclino por ninguna de las dos opciones, porque no me gusta ser radical, me encanta ver de todo y apreciar lo maravilloso de cada película.  Y es lo que me sucedió con este filme, pero si yo viviera como ermitaña en una cabaña de un bosque, si no no tuviera acceso a redes sociales y no supiera quién es Paul Thomas Anderson, jamás hubiera pensado que este filme alcanzaría tantas nominaciones al Oscar. A veces creo que pesa mucho más el nombre que la cinta en sí. 

Pero ¿De qué va Licorice Pizza? Básicamente aborda el brinco de la adolescencia a la adultez a través de la mirada de dos jóvenes, él diez años menor que ella y quien desde que la ve entiende que ella es el amor de su vida y hace todo por conquistarla. Ella, está justo en esa edad en la que ya no te entiendes tanto con los chavitos y más bien quieres empezar a experimentar cosas más de adultos como por ejemplo tener trabajos más serios que cambien vidas y rodearte de gente interesante con quienes intercambiar puntos de vista que van más allá de hacer travesuras en las calles de Beverly Hills. La cinta está perfectamente ambientada en los 70 y gloriosamente actuada por Cooper Hoffman, hijo del fallecido Philip Seymour Hoffman y por Alana Haim, además de que cuenta con participaciones muy curiosas de personalidades como Sean Penn, Bradley Cooper (a quien incluso nominaron en los Golden Globes como mejor actor de reparto ¿por?), entre otros.

Obviamente como la película ha recibido tantos reconocimientos pareciera una obligación verla previo a las entregas de premios. Y con esta columna no estoy diciendo que huyan despavoridos de ella. Hay que ver todas las cintas que se puedan en la vida. Los blockbusters, las más intensas, las contemplativas, todas. Pero yo no me quería quedar callada sobre mi sentir de este filme que hoy le vuelve a dar tres nominaciones al Oscar a Paul Thomas Anderson y no se por qué presiento que se va a volver a quedar con las ganas de obtener una estatuilla dorada, como las otras ocasiones en las que ha sido nominado. 

Por cierto, les recomiendo que se metan en las aplicaciones de los complejos cinematográficos como Cinemex y Cinépolis porque están reestrenando algunas de las películas nominadas al Oscar y vale toda la pena verlas en la pantalla grande.

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