Ya son varios los artículos que escribo utilizando el concepto de geopolítica. Vamos a explicarlo ahora con más detalle. Se trata de una perspectiva estratégica de aproximación a los procesos políticos dispuesta a la escala de implicación geográfico espacial y de grandes dimensiones, de tal suerte que la política y las relaciones internacionales se nos manifiestan como la lucha inter-estatal por el espacio y el poder, por encima del derecho (tomen nota de esto último). Durante buena parte del siglo XX, el concepto tuvo una connotación negativa, al haber estado asociado a la estrategia de expansión de la Alemania nazi, sin perjuicio de que la Unión Soviética haya ejecutado una estrategia expansiva de similar propósito y escala, por no mencionar el proyecto genuinamente geopolítico y expansivo de Simón Bolívar en el siglo XIX, que pervive aún hoy en día en Venezuela, como sistema ideológico supranacional.
En un segundo momento, y desde Estados Unidos, fue Henry Kissinger el que dio un nuevo impulso y prestigio al concepto, convirtiéndolo en el pivote explicativo de su concepción del orden mundial, las relaciones internacionales y la diplomacia.
En cualquiera de los casos, se trata de un concepto que pareciera ser exclusivo de las grandes potencias, pues denota la ejecución de acciones de intervención, con agresividad implícita o explícita, de tipo económico, militar, ideológico o cultural entre medio de las cuales se despliegan las operaciones propiamente diplomáticas (de protocolo, de tratados internacionales, de doctrina).
Pero si se amplía el espectro de análisis para observar la marcha de los siglos, la geopolítica se nos ofrece como un dispositivo de carácter estratégico para comprender, en su justa escala de significación y complejidad, los procesos de configuración, tanto de los grandes imperios de la historia como los de las naciones políticas del Nuevo Régimen, así como los proyectos de organización de áreas de cooperación o coordinación supranacionales.
De tal suerte que, realidades tan presentes y cotidianas para nosotros como el comercio y los tratados internacionales, la migración, la demografía, la seguridad nacional, la cultura, el narcotráfico, los energéticos, la alimentación, la producción pesada o el sistema financiero, los movimientos sociales, las Organizaciones no Gubernamentales, los medios de comunicación, las redes sociales, el internet o la religión y las iglesias, no se diga la guerra, adquieren una densidad y una significación completamente distintas si se miran desde la perspectiva de la geopolítica.
Sin querer ponerme demasiado intenso, yo diría que no hay aspecto de la política de las naciones que no tenga un grado de implicación, por mínimo que sea, con la geopolítica. Quienes logran comprender esto son los que terminan catalogados por la historia como grandes estadistas.
POR ISMAEL CARVALLO
ASESOR EN LA CÁMARA DE DIPUTADOS
@ISMAELCARVALLO
PAL