DESDE AFUERA

De Cuautitlán no pasa

Puede decirse que no han sido días buenos para la política internacional de México en el hemisferio

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Puede decirse que no han sido días buenos para la política internacional de México en el hemisferio.

Primero, el economista Gerardo Esquivel, candidato mexicano a dirigir el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) perdió y sólo tuvo respaldo de dos países. Argentina retiró a su candidata, Cacila Todesca, para apoyar a Goldfajn, mientras el candidato de Chile, Nicolas Eyzaguirre, tuvo 12 votos. Al final, Goldfajn tuvo el respaldo de 80 por ciento de los accionistas.

Luego, el Congreso peruano desoyó los pedidos del presidente Andrés Manuel López Obrador para que permitieran viajar al mandatario Pedro Castillo a recibir la Presidencia rotativa de la Alianza del Pacífico, esta semana en México. AMLO optó por posponer el encuentro y calificó a los congresistas peruanos de elitistas y racistas.

Habrá sin embargo reuniones con otros presidentes que habían sido invitados a ese y otro encuentro.

Y otra realidad. Brasil importa más que México en América del Sur, y Luiz Inácio Lula da Silva es un líder más consecuencial para el gobierno argentino del presidente Alberto Fernández y su rival y vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

De hecho, no hay que subestimar el retorno de Lula da Silva al escenario político internacional. Más allá de ideologías, es un líder probado, un negociador comprobado y un interlocutor confiable. Enfrentará sin embargo un ambiente político doméstico complicado y un escenario internacional revuelto, para decir lo menos.

Pero levanta expectativas.

México revivió en 2019 la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), creada 10 años antes por el primer gobierno de Lula da Silva para reforzar el reclamo brasileño al liderazgo regional y negar su entorno inmediato a influencias externas.

En todo caso, el fracaso en el BID es ilustrativo. No es que haya sido una mera expresión del neoliberalismo, de las cosas al viejo estilo o de la influencia de Estados Unidos o la derecha conservadora.

Resulta más bien de un mal trabajo de política exterior. Esquivel puede ser, y probablemente sea o haya sido, un espléndido candidato y un magnífico economista, pero en política internacional no basta con eso. Es tanto el trabajo que hacer como el que se ha hecho.

Por un lado, no basta enviar notificaciones, sino convencer personalmente en la medida de lo posible, apoyarse en la labor diplomática que se supone se ha hecho en los últimos años, en la confiabilidad del gobierno.

Porque la verdad, las embajadas de todos los países representados en México pueden estar atentas a lo que diga el presidente

López Obrador en la mañanera, pero sus gobiernos no se sienten obligados.

Y los embajadores de México pueden hacer lo que quieran, pero encontrarán tanta respuesta en sus destinos como en México se dé a sus intereses y preocupaciones.

La Doctrina "Guera" Rodríguez, "fuera de México todo es Cuautitlán", no funciona más allá de Cuautitlán y menos como mantra de política exterior.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1

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