OJOS QUE SÍ VEN

Urgen más Urzúas

En principio podemos coincidir en que el administrador del Palacio Nacional quiere ser el protagonista de todo, en lo que no estoy de acuerdo es que a los secretarios de estado se les libere de toda responsabilidad por la megalomanía de su jefe

OPINIÓN

·
Jesús Martín Mendoza / Ojos que sí ven / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En julio de 2019, apenas siete meses después de asumir la administración del país, Andrés Manuel López Obrador sufrió su primer gran revés. Carlos Urzúa Macías, en ese entonces secretario de Hacienda, uno de sus hombres clave, le renunció de manera tronante al exponer en una carta que no estaba de acuerdo en la forma como se estaban tomando decisiones de política pública sin el suficiente sustento. Además de recriminarle que no hubo eco a sus convicciones de evidencias y libre de extremismos, denunció la imposición de funcionarios sin el conocimiento de la Hacienda Pública.

Aunque muchos otros colaboradores de López Obrador se han alejado argumentando razones personales, nadie lo ha hecho con la valentía de Carlos Urzúa quien siempre reconoció su responsabilidad en el cargo. Hago un recuerdo de esto porque la semana pasada leí la columna de nuestro amigo Carlos Loret de Mola en el que reflexiona sobre la autoría de todas las decisiones tomadas en nuestro país en estos años.

¿Quién es el autor de las barbaridades? López Obrador por encima de sus propios colaboradores se explica en el texto. Plantea que Salmerón para embajador en Panamá no lo propuso Ebrard, que la liberación del hijo del Chapo no la decidió Durazo, que la estrategia de seguridad no es de Rosa Icela Rodríguez, que la comunicación no la decide Jesús Ramírez, que la falta de apoyo a empresas no fue decisión de Arturo Herrera, que la mala idea del Tren Maya no fue de Jiménez Pons, que la mala idea de la refinería no es de Rocío Nahle.

En principio podemos coincidir en que el administrador del Palacio Nacional quiere ser el protagonista de todo, en lo que no estoy de acuerdo es que a los secretarios de estado se les libere de toda responsabilidad por la megalomanía de su jefe. En México tenemos un dicho que aplica perfecto a esto: “tanta culpa tiene el que mata a la vaca como quien le agarra la pata” y en este caso todos lo secretarios de estado le han “agarrado la pata”. La responsabilidad de los secretarios es la de velar por las correctas decisiones de política pública en cada área.

Sin embargo, lo que hemos visto en estos años es un espectáculo deprimente. Servidores públicos que por miedo y otros por cálculo político se muestran incapaces de decirle: “así no señor presidente”, “no estoy de acuerdo señor presidente”, “eso no nos conviene señor presidente”, “esa decisión nos traerá más problemas señor presidente”. Lo dejan hacer y deshacer y lo peor es que le alaban sus decisiones para que el presidente no se enoje, no los fulmine con un comentario en su mañanera o peor aún, le ordene a su Unidad de Inteligencia Financiera iniciar investigaciones sobre el origen de sus patrimonios y sus cuentas.

Necesitamos más Urzúas, hombres y mujeres valientes que le digan al presidente que no están de acuerdo. Estoy seguro de que más de uno desea decirlo, pero se reprime porque nadie quiere ser aplastado por el poder presidencial. Lo hizo Carlos Urzúa, Germán Martínez, Javier Jiménez Espriú y un largo etcétera. Solo es tomar la decisión.

Corazón que sí siente

Parece que mientras más exigimos que no insulten nuestra inteligencia, más lo hacen. Elizabeth Vilchis, lectora de lo que el gobierno quiere desmentir, leyó que los árboles talados en Playa del Carmen, Quintana Roo, en realidad fueron trasplantados. No hay imágenes creíbles y no se informó en cuanto se encareció el Tren Maya con este procedimiento. Nos creen tontos.

POR JESÚS MARTÍN MENDOZA
JESUS.MARTIN.MENDOZA001@GMAIL.COM
@JESUSMARTINMX

PAL