COLUMNA INVITADA

Por un derecho efectivo a estudiar

Año tras año, los ingresos a la educación superior universitaria que ofrecen diversas opciones nos llevan a ver con pesar un alto número de rechazados, lo que aunado a la deserción educativa en todos los niveles, plantea un oscuro panorama para todos

OPINIÓN

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Juan Luis González Alcántara / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La pedagoga italiana María Montessori vehemente sostuvo: No se puede ser libre si no se es independiente. Esa independencia personal se obtiene a partir de diversos factores, uno de  ellos, es la formación educativa, pues desde la infancia se forman seres 
humanos intelectualmente activos, críticos en el pensamiento y decisores en sus acciones.

Por eso, acceder al conocimiento es un derecho: el derecho a estudiar, el derecho a aprender. Aunque, lamentablemente, en nuestra sociedad esa prerrogativa ha llegado a ser un privilegio. Utópicamente, todos quisiéramos un pueblo culto, preparado para hacer prevalecer sus demandas en todos los órdenes: social, jurídico, económico, político, y, claro está, de educación.

Año tras año, los ingresos a la educación superior universitaria que ofrecen diversas opciones nos llevan a ver con pesar un alto número de rechazados, lo que aunado a la deserción educativa en todos los niveles, plantea un oscuro panorama para todos.

De ahí que debamos ver con satisfacción cómo cada día un grupo numeroso de personas recurren a varias instancias del Estado para hacer manifiesta su disconformidad ante lo que consideran una violación al derecho a la enseñanza.

Este esfuerzo por ser libres e independientes, a través de la educación, siempre nos debe de congratular, pues se sostiene en el ideal de que la sociedad es cada día más consciente de lo imperioso que es estar mejor preparado, pues no hay humano menos libre que el que es esclavo de su ignorancia. 

Esta lucha para obtener acceso a la educación debe ser siempre respetada, sin condiciones ni intereses particulares. Cualquier desnaturalización de la demanda sincera de quien aspira a estudiar mostraría una terrible realidad, que lo que menos interesa es la educación.

Busquemos todos la solución a la problemática educativa que se cierne sobre México. 

Un paso para ello es reconocer el problema y ser empáticos con el legítimo reclamo de las personas, más aún cuando se tuvo el privilegio de estudiar. 

Si bien no hay pronta solución para el problema educativo, también es cierto que el camino debe ser siempre el fortalecimiento de las instituciones de educación existentes y nunca su captura o extinción.

POR JUAN LUIS GONZÁLEZ ALCÁNTARA
MINISTRO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN

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