COLUMNA INVITADA

¿Nuevo orden global?

Mientras el mundo tiene los ojos puestos en una posible invasión rusa, Xi Jinping opera en silencio

OPINIÓN

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Lila Abed / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

En medio de un auge de contagios por la variante ómicron en el mundo y una posibilidad real de que Rusia pueda invadir a Ucrania, el principal rival de Estados Unidos, China, avanza tras bambalinas para cambiar el sistema internacional actual. La Casa Blanca ha lanzado una campaña rigurosa para contener la expansión del Kremlin en Europa del Este, ante la presencia de tropas rusas en la frontera con su vecino. El presidente Joe Biden ha reunido a sus aliados para generar una estrategia en común para hacer frente a un posible ataque ruso, advirtiendo que, en caso de una invasión, se impondrían una ronda sin precedentes de sanciones económicas al Gobierno de Vladimir Putin.

Sin embargo, la administración de Biden no tiene una estrategia parecida para contrarrestar la creciente ascendencia del gigante asiático, la cual podría desplazar la hegemonía de Estados Unidos como principal potencia mundial. Desde el fin de la Guerra Fría, Estados Unidos ha intentado preservar un orden global inspirado en las democracias liberales, con reglas y principios que aplican para todas las naciones, con respeto a la soberanía de otros países, uno en el cual las disputas se resuelvan pacíficamente, prevalece el libre comercio, y se protegen los derechos humanos universales. Aunque es cierto que Estados Unidos no se ha acotado a estos lineamientos durante distintas épocas de su historia, el país defiende estos ideales como la base que rige el comportamiento internacional.

Xi Jinping quiere reemplazar el orden global actual con un nuevo sistema que refleje los intereses políticos e ideológicos del Partido Comunista de China. Uno centrado en el poder del Estado, con las instituciones, las leyes, y la tecnología bajo su control. Un mundo que limita las libertades individuales, restringe la actividad de los mercados y el flujo de la información. Bajo este sistema, el respeto a la soberanía de otros países no aplica cuando una nación tiene argumentos históricos para tomar territorios; China lidera con el ejemplo. Xi ha fijado como una prioridad la integración y unificación de Taiwán, Hong Kong, y partes del Mar Meridional de China a su país.

Aún más interesante, y preocupante para las instituciones multilaterales actuales, es que a diferencia de las inversiones que brindan organizaciones como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII), fundado por China en 2015, proporciona prestamos y materiales a países en desarrollo para distintos proyectos, en muchas ocasiones sin exigir las extensas evaluaciones que hacen las instituciones financieras mundiales. China ofrece un nuevo paradigma, una alternativa de desarrollo para líderes y autócratas que no comulgan con el fortalecimiento de la democracia.

China ya ocupa una posición de liderazgo en el sistema internacional, es la segunda economía más importante y con su iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda impulsada en 2013, es la mayor fuente de préstamos globales. Cuenta con la población y las fuerzas armadas más grandes del mundo, y se ha convertido en un referente de innovación. El PIB del país podría superar al de Estados Unidos para 2030, lo que la convertiría en la principal potencia comercial.

Estados Unidos está envuelto en una serie de crisis internacionales, recientemente enfocando toda su energía en resolver la crisis entre Rusia y Ucrania. No obstante, no puede perder de vista la batalla de fondo, una que atenta contra la existencia del sistema internacional actual. Mientras el mundo tiene los ojos puestos en una posible invasión rusa, Xi Jinping opera en silencio para construir un orden global completamente diferente al que conocemos. El Gobierno de Biden ha calificado a China como su principal rival, como la mayor prueba geopolítica del siglo XXI, y ha puesto la lucha entre la democracia contra la autocracia como eje central de su política exterior. Que no se le olvide.

POR  LILA ABED
POLITÓLOGA E INTERNACIONALISTA
@LILAABED

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