ANÁLISIS

Vargas Llosa, el marqués literato

Para Platón, en definitiva, no sería otra cosa que un sofista de tercer orden y sin sistema, más allá del título nobiliario que le ha concedido la corona de España

OPINIÓN

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Ismael Carvallo / Análisis / Opinión El Heraldo de México

El término completo es “literato que sabe las cosas a medias”, según formulación de Carlos Marx en La ideología alemana. En México, tuvimos varios casos así: Octavio Paz fue el más emblemático, y para mí de los más insoportables, aunque también Carlos Fuentes hizo de las suyas.

Se trata de literatos que saben las cosas a medias y, sobre todo, que carecen de estructura, potencia y sistematismo filosófico (aquí está la clave y a esto se refería Marx, a mi modo de ver), pero que opinan sobre todo gracias a su fama de notoriedad, que es la que se configura por virtud de su descollamiento en algún área del saber o del hacer particular, que es el caso de la fama de notoriedad que, por ejemplo, le confiere a alguien la ostentación de un Premio Nobel.

Hoy el que está de moda es Mario Vargas Llosa, o con más propiedad: Marqués de Vargas Llosa, según el título nobiliario con el que la corona de España le ha purificado un poco la estirpe a este señorito de la inteligencia, para destacarse lo más posible del resto de miserables americanos que, a sus ojos, supongo yo, vivimos en repúblicas en las que, afortunadamente, desaparecieron los títulos nobiliarios.

En México, fue en 1826 cuando se expide la ley en la que quedaron extintos para siempre los títulos de conde, marqués y caballero y similares cualquiera que fuera su origen. Como debe de ser, sí señor.

Pero hete aquí, nuevamente que vino Vargas Llosa a pontificar en México sobre política, pero haciéndolo como literato que sabe las cosas a medias, según venimos diciendo. Ya había puesto en circulación aquella ocurrencia simplona y frívola de la dictadura perfecta del PRI hace décadas, para venir ahora a decir otra ocurrencia más, en este caso, relativa al hecho de que el presidente López Obrador se quiere reelegir.

Era obvio que quien lo entrevistaba, así como los medios de comunicación y la matriz de opinión, contrarios al Presidente, iban a repetir cien mil veces esa afirmación, sin poner demasiada atención al hecho de que luego dijera su señoría el Marqués de Vargas Llosa que “lo quiere como todos los presidentes lo quieren” o algo así, para aligerar un poco la afirmación, o para darle una connotación genérica o especulativa y no tan categórica, pero dejándola en todo caso, insidiosamente, en el ambiente.

Después volvió a darle vueltas a lo del populismo, la democracia o la libertad: lo mismo de siempre, sin definir mayor cosa y con una ausencia total de estructura filosófica, ésta es la cuestión, y repitiendo tópicos y lugares comunes de intelectual políticamente correcto y de famoso.

Es de suponerse que ahora vendrán otros a replicar la ocurrencia, y a alimentar la atmósfera propicia para la conspiración luego de los servicios prestados por quien, para Platón, en definitiva, no sería otra cosa que un sofista de tercer orden y sin sistema, por más que sea marqués.

POR ISMAEL CARVALLO
ASESOR EN LA CÁMARA DE DIPUTADOS
@ISMAELCARVALLO

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