500 años no han bastado para cerrar el capítulo de la conquista, todavía los hay quienes se aferran, en relamer las viejas heridas de la historia nacional, se empeñan en validar la maldad de cierto bando, su apuesta radica en tratar de lograr la reivindicación de alguna de las facciones, hoy como en ese entonces, la lucha sigue siendo por tratar de imponer su propia visión del mundo.
Pero por más que traten de reescribir la historia a su gusto y semejanza, hay dos hechos innegables que nadie puede debatir: Fue una guerra sangrienta, donde ambos contrincantes utilizaban los métodos más infames e inhumanos para someter a sus adversarios y, del proceso de mestizaje entre esos dos enemigos, tenemos nuestro origen la inmensa mayoría de los mexicanos.
La nación mexicana, no puede entenderse ni tampoco interpretarse sin tomar en cuenta las cosas buenas y malas que resultaron de la mezcla de esas dos culturas; la española y la indígena, por ello, aunque es importante conocer nuestra historia, puede resultar contraproducente que el debate se centre en tratar de definir si somos más indígenas que españoles o viceversa.
Los mexicanos somos mezcla, esa es la única verdad, podemos sentirnos orgullos de nuestro pasado y de provenir de grandes culturas ancestrales, pero para enfrentar con éxito el gran desafío que representa el futuro, solo podemos hacerlo unidos, por lo que seguir discutiendo después de 500 años si los españoles o los mexicas eran los malos, solo abona a la polarización.
A pesar de que la riqueza cultural de nuestro país hace de México un mosaico de visones, solo la unidad en el entendimiento de nuestro origen nos dará la posibilidad de proyectar el futuro con objetivos comunes. La gran mayoría de los mexicanos queremos lo mismo; seguridad, bienestar y progreso, habiendo tantos temas por discutir y resolver, parece ocioso que el debate nacional ahora se centre en lo qué pasó hace 500 años.
Si el objetivo es pedir y exigir perdón por los errores cometidos, en la larga lista de agravios contra el pueblo mexicano deberíamos de incluir a las víctimas de feminicidio, a los miles de muertos por la violencia, a los enfermos que no cuentan con medicamentos en el sistema de salud pública, a los nuevos pobres que está dejando la pandemia y a los pequeños empresarios que han cerrado por falta de apoyos.
Ahora bien, si el objetivo es dotar al pueblo de una nueva identidad que nos permita cohesionarnos como país para salir adelante, también es válido y plausible, solo que hace falta explicarlo en esos términos para entenderlo y acompañarlo, pero si por el contrario, solo se trata de conmemorar, creo que en función de la pandemia, se hubieran podido utilizar esos recursos y energía en temas más importantes.
Solo llevamos 500 años tratando de entender lo que realmente pasó en la conquista. Por el bien de todos, deseo que a nuestro gobierno el resolver los grandes problemas nacionales no le lleve tanto tiempo.
POR HÉCTOR SERRANO AZAMAR
COLABORADOR
@HSERRANOAZAMAR
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