Cuando la moral es la medida del desempeño de gobierno, y los gobernantes son electos por ese atributo, emergen varias morales. Tú eres moral y ético; yo soy moral y ético; pero, cuando tenemos conflicto, sólo una de las dos morales triunfará. Y la moral triunfante emergerá victoriosa sobre la derrotada, que quedará en entredicho, cuestionada, vapuleada, ninguneada.
Algo así es lo que acaba de ocurrir entre Joe Biden, presidente de Estados Unidos, y Andrés Manuel López Obrador, de México. Este último cuestionó durante varias semanas que EUA haya transferido recursos a organizaciones de la sociedad civil mexicana como Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, fundada por Claudio X. González.
Dedicó varias mañaneras al tema, enfatizando que era inadmisible que ese país financiara a ese organismo, cuyos integrantes, según el Presidente, son sus opositores directos. Incluso envió una nota diplomática a Biden que ha sido totalmente ignorada.
La moral de Biden ha triunfado. Ayer la Casa Blanca difundió un memorando en el que categoriza la lucha contra la corrupción como un tema de “seguridad nacional”. El documento es de naturaleza profundamente económica, al subrayar que la corrupción
elimina entre dos y cinco por ciento del PIB mundial y que los líderes autoritarios reducen el crecimiento.
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El tema es prioritario para Biden. El memo enfatiza que Biden trabajará con sus “aliados internacionales” para contrarrestar la corrupción de líderes y empresas extranjeras; que se incrementarán los recursos de los que disponen sus socios para exhibir corruptelas; y que se establecerán mecanismos de asistencia extranjera y cooperación.
Biden le está diciendo a AMLO: nosotros somos quienes decidimos lo que es corrupción; qué moral es la que debe prevalecer; y nos aliamos y financiamos a quien queramos. Y bajo esa lógica AMLO tendrá que aceptar que el financiamiento provisto desde la Casa Blanca a organizaciones como MCCI es parte de la moral que triunfa. Y que su moral propia, la que dicta que un gobierno extranjero no debe financiar a organizaciones que actúan contra su gobierno, queda en segundo plano.
Biden ha dado el más fuerte manotazo a AMLO, quien había hecho de la lucha contra la corrupción el eje de su gobierno. Pero, ahora los estándares éticos del Presidente de México han quedado supeditados a los del estadounidense. Así, el financiamiento a esas organizaciones continuará y se acelerará.
Así funciona el mundo. Cuando los ciudadanos votan por candidatos que enarbolan banderas morales, llega un momento de choque donde una moral se impone sobre la otra.
CUBA
Continúa el desprestigio para el régimen de Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, luego de que la estrella de su equipo de béisbol, César Prieto, escapó al llegar a Florida para las clasificatorias olímpicas.
POR CARLOS MOTA
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