MALOS MODOS

Las bendiciones del 7 de junio

No hay videos de candidatas/os bailando “La Macarena” con unas chamarras horribles, o besando niños con unos chalecos infernales

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

No sé a ustedes, pero a mí eso que el Presidente llama una “fiesta cívica”, o sea la elección del domingo, no es que me llene de optimismo, por Dios, pero sí es una experiencia que me da algo de aliento. El 7 de junio va a llegar con algunas bendiciones, ciudadanas, ciudadanos. Permítanme plantearles un panorama no tan imaginario.

Te levantas ese día, tarde, porque trabajaste todo el domingo, con la tranquilidad de que a ninguno de tus quereres le tocó un tiroteo al ir a votar. 

Pones la capsulita en la cafetera y te permites una cucharadita de azúcar, porque la chamba estuvo pesada y por lo tanto seguro que quemaste las calorías del sándwich empaquetado con papitas. 

Café en mano, prendes la tableta, entras a Twitter y no: no hay videos de candidatas/os bailando “La Macarena” con unas chamarras horribles, o besando niños con unos chalecos infernales, o emulando a las estrellas del chipendale, aquel antro de strippers para mujeres, pero con cuerpo de perro parado. 

Es una primera bendición que en realidad gozas desde el jueves gracias a la veda electoral, que es una sandez (mis disculpas si en efecto aprovechas esos días para “reflexionar” en torno a tu
voto, cosa que me temo no es muy habitual), pero que al menos te ahorra la pesadilla resultante de “Mi primo tiene una agencia que hace campañas diferentes, orgánicas, licenciado”. 

Así: tranquilo, sin interrupciones, sin estridencias, navegas por esa prestigiada red entre resultados definitivos y no tanto, “reacciones” y declaraciones no muy afortunadas, pero, ¡ah, qué delicia!, sin los lamentos de esos espíritus elevadísimos que no pueden creer la mala calidad de los todos los candidatos, wey, neta todos, que no reflejan los anhelos, no están a la altura de votantes de tal valía, de esos aristócratas del espíritu que en consecuencia no tuvieron más remedio que votar por los que votó en 2018. 

Aprovechas el apagón para dormir una hora, que te cae de maravilla, y despiertas con la suficiente energía para regresar a Twitter y saltarte la crónica de cómo mi abuela (que trabajó durísimo durante toda su vida para sacarnos adelante, con esas manos recias, signadas por el trabajo en el campo) hubiera estado orgullosa de mi voto, e intercambias algunos guats en diferentes chats, con el placer de comprobar que a tu prima insoportable le cayó como una patada la derrota de X, que traía un proyecto increíble para la alcaldía Y pero sobre todo que le iba a dar chamba, o eso pensaba ella. 

Como ya quebró el día y la jornada del 6 estuvo, repito, rudísima, sientes que es legítimo meterte ese “latigazo” de tequila, doble y blanco, y su “chela”.

Afuera, siguen los 600 mil muertos por COVID-19, la bancarrota, los feminicidios y la tercera parte del país en manos del narco, pero no importa. 

Es 7 de junio. Carpe diem, qué chingaos.

POR JULIO PATÁN

JULIOPATAN0909@GMAIL.COM 

@JULIOPATAN09

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