La respuesta a la pregunta del título de esta columna es sí. La paz que vivimos durante la pandemia probablemente ya se terminó. La gran mayoría de los mexicanos hemos regresado a nuestras actividades laborales cotidianas y en ese sentido también lo están haciendo los delincuentes.
En términos estacionales, mayo y junio son normalmente meses violentos, salvo en 2020 que vimos una caída propia del confinamiento por la pandemia. Por lo anterior, es de suponer que la violencia y los delitos retomen su comportamiento tradicional antes de la presencia del COVID-19.
Una de las principales hipótesis de los delitos es el principio de oportunidad. Con el regreso a la normalidad post pandemia los ciudadanos estamos expuestos a nuevos espacios de oportunidad para los criminales como los son los espacios públicos tradicionales calles, transporte público y privado, comercios, entre otros. También los delincuentes tienen mayor oportunidad de asaltar a comercios que abren y en domicilios que quedan solos porque la gente regresa a trabajar o en estas épocas salen de vacaciones.
La segunda explicación de la criminalidad es económica. Los delincuentes son seres humanos en extremo racionales que calculan el costo de oportunidad de las ciencias económicas. La probabilidad en este país de que un criminal sea enjuiciado y encarcelados por matar a una persona es del 2%. La probabilidad de quedar libre en un par de meses o años por cometer asalto en la vía pública o un delito patrimonial es muy alta.
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Otra variable negativa es que las instituciones de investigación criminal y de justicia apenas están regresando a la normalidad con serios rezagos que dejó la reducción de las actividades judiciales. En este sentido, la impunidad de los homicidios y otros delitos de alto impacto no bajará, por el contrario, esta tenderá al alza.
Hay señales de alerta en varios delitos. Por ejemplo, para el período enero mayo 2020 con respecto a 2021 los siguientes delitos tuvieron un alza significativa: trata de personas +47.5%, violación +30%; robo en taxis +26.5%; robo en transporte individual +19.3%; feminicidio +7.1%; y robo a transeúnte +6.4%.
Para rematar, tenemos las malas noticias de inseguridad como los acontecimientos recientes de extrema violencia en Tamaulipas, Michoacán y Zacatecas. A estos hechos se suma el registro final de asesinatos del pasado proceso electoral que llegó a 102 políticos asesinados. También, el gobierno federal confirmó la noticia que mayo casi alcanza los 3,000 homicidios dolosos. Finalmente, el Departamento de Estado de EU está sumando cada vez más estados y ciudades mexicanas a las alertas de viajeros de su país. Todas estas malas noticias aumentarán la percepción de la opinión pública de que la violencia e inseguridad van al alza en el país.
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POR GERARDO RODRÍGUEZ
GERARDO_RSL@YAHOO.COM
@GERODRIGUEZSL
dza