MIRANDO AL OTRO LADO

Silvano denuncia; Morena amenaza

El gobernador constitucional del estado de Michoacán Silvano Aureoles es quien más contundentemente ha advertido sobre la presencia y la intervención del narcotráfico en las elecciones en México

OPINIÓN

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Ricardo Pascoe Pierce / Mirando al otro lado / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El gobernador constitucional del estado de Michoacán Silvano Aureoles es quien más contundentemente ha advertido sobre la presencia y la intervención del narcotráfico en las elecciones en México, aunque refiriéndose específicamente a acontecimientos en su estado.

Otros candidatos han hecho múltiples señalamientos sobre el mismo tema, pero en términos más cautos o menos específicos. En particular se puede señalar al candidato de la coalición Va Por México a la gubernatura de Sinaloa, el senador Mario Zamora Gastélum, quien detalló secuestros múltiples de sus operadores electorales y de los candidatos a municipios y distritos por parte del crimen organizado, para favorecer a candidatos de Morena. Remató sus comentarios esclareciendo que, en aras de protegerse y a sus familia y colaboradores, no iba a impugnar la elección. A buen entendedor pocas palabras: estaba amenazado.

Han habido múltiples señalamientos y acusaciones en gran parte de los estados “sorpresivamente” ganados de manera airosa por Morena. Candidatos que sufrieron las amenazas del crimen organizado y sus operadores territoriales han dado constancia de la presencia y la organización del crimen para favorecer a Morena. Hay reportes periodísticos locales en todo el país que dan cuenta de sus testimoniales.

Los dirigentes de los tres partidos de la coalición Va Por México han denunciado la intervención del crimen organizado en las elecciones, aunque en términos abstractos. Necesitan transformar sus denuncias en legajos ante la autoridad electoral y ministerial, si es que quieren ser creíbles hoy y en el futuro.

Deben ofrecer pruebas concretas de la intervención del crimen organizado. Los ministerios públicos están o comprados o aterrorizados de las posibles represalias por recibir y perseguir las causas que significarán esa denuncias. La Fiscalía de Delitos Electorales vive como muerto y su titular es otro títere vergonzante de la 4T.

En esencia prevalece una verdad lacerante: nadie denuncia porque nadie siente que será defendido eficaz y rápidamente por las fuerzas federales. La conclusión es, entonces, que el crimen organizado es más eficaz para amenazar a los ciudadanos que el Estado que defenderlos. El crimen organizado está sustituyendo al Estado, confirmando lo que dijo el Comando Sur del ejército de Estados Unidos sobre nuestro país.

Un ejemplo de esto es la fotografía manipulada por parte del Ejército para encubrir a sus elementos descargando droga de un autobús perteneciente a Morena. De la foto borraron el nombre de Morena pintado al costado del vehículo.

¿Por qué han generado tantas reacciones las declaraciones de Silvano? Una razón potente es que él sí tiene pruebas de exactamente dónde, cómo y quiénes operaron de la delincuencia organizada a favor de Morena. Esas pruebas se han puesto a disposición de las autoridades jurisdiccionales electorales competentes. Las pruebas incluyen grabaciones y videos del actuar del crimen para modificar resultados a favor de Morena, creando resultados inverosímiles.

Por ejemplo, ¿cómo puede ser que Morena hubiera ganado la gubernatura cuando perdió la gran mayoría de los distritos federales y locales, además de perder la mayoría de los municipios, incluyendo a Morelia, la capital del estado y que es la concentración poblacional más grande? Los números no corresponden, pero “ganó” Morena por la alteración de actas por el crimen organizado en dos o tres distritos del estado. El fraude se demostrará legalmente y la elección de gobernador deberá anularse.

Ésta es una de las razones por las que las declaraciones de Silvano hicieron tanto ruido y provocaron una andanada de respuestas de Morena, desde el Presidente de la República para abajo.

El Presidente de la República exigió pruebas (las tendrá), el Presidente de Morena, Mario Delgado amenazó con meter a Silvano a la cárcel, el candidato de Morena, Alfredo Ramírez Bedolla, declaró su desconocimiento de cualquier movimiento del narcotráfico “a mi favor” y el exgobernador de Michoacán, Leonel Godoy, declaró jocosamente que Silvano requiere “ayuda profesional”. No ha dicho nada Lázaro Cárdenas Batel, otro ex gobernador del estado y activo promotor del candidato de Morena.

Una razón adicional que explica el por qué provocó tanto ruido lo dicho por Silvano es porque pegó en la línea de flotación de la nueva aristocracia morenista: Cárdenas Batel, Godoy y Ramírez Bedolla. Esa aristocracia que ayudó a fundar el PRD y después se convirtió en tránsfuga al morenismo. Ahora está, como nunca, bajo la lupa de acusaciones de relaciones con el narcotráfico.

¿Cómo olvidar el narcodiputado, hermano de Godoy, que tuvo que ingresar a la Cámara de Diputados escondido en la cajuela del coche de otro diputado del PRD, Alejandro Encinas, hoy flamante subsecretario de Gobernación, para tomar su juramento de ley y gozar de fuero constitucional, evitando así ser apresado por la policía?

Junto con esos vínculos familiares directos con las organizaciones criminales, también nos sorprendió la reciente denuncia hecha por Cristóbal Arias, que se postuló a la gubernatura por Fuerza México, de que la empresa constructora corrupta brasileña Odebrecht llegó a México vía Michoacán primeramente y tomada de las manos de Cárdenas y Godoy. ¿La aristocracia “de izquierda” está tomada de la mano del crimen y la corrupción? Silvano sugiere que sí.

Junto a lo anterior, que significa una merma considerable de la autoridad moral de esa supuesta izquierda mexicana, está el nuevo cuestionamiento de Silvano a dos actores relevantes: Marcelo Ebrard y Mario Delgado. Como se sabe, Ebrard es el Canciller mexicano, responsable de la relación con Estados Unidos y Mario Delgado es el presidente nacional de Morena.

Silvano, por su parte, está en contacto con actores relevantes del país vecino, cuya preocupación por la escandalosa influencia del narcotráfico en la administración de Andrés Manuel López Obrador crece día con día. Silvano abundará sobre ello ante instancias internacionales por las implicaciones que tiene para el futuro de México la amenaza del establecimiento de un Narcoestado.

Pero el vínculo entre Ebrard y Delgado por la denuncia de que comparten ganancias de un fideicomiso en Asia es extremadamente grave por la falta de ética y los graves cuestionamientos que pesan sobre el Canciller mexicano cuando trata con gobiernos extranjeros.

¿México puede mantener un Canciller con vínculos sospechosos a un fideicomiso asiático donde presumiblemente se lava dinero mal habido? Esta situación obliga a Estados Unidos a tratar con un personaje cuyos vínculos con una faceta de crimen organizado sin duda complica la relación bilateral, por no hablar de la merma a la autoridad moral de México ante el mundo.

Como se puede apreciar, las denuncias de Silvano Aureoles han tocado fibras sensibles del corazón del morenismo y del Estado mexicano. Semejante efecto solo lo podría haber tenido un ex compañero de ruta que conoce sus perversidades al derecho y al revés.

El desenlace de la situación en Michoacán y de Silvano va a ser sumamente complejo porque dirá todo sobre cómo funciona el sistema político mexicano. Será un enfrentamiento de pronóstico reservado. 

POR RICARDO PASCOE PIERCE
RICARDOPASCOE@HOTMAIL.COM
@RPASCOEP

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