COLUMNA INVITADA

Elecciones presidenciales: La lámpara de Diógenes

Mientras las mezquindades internas impidan un entendimiento, de por sí difícil, entre el PRI, el PAN y el PRD, el panorama está oscuro

OPINIÓN

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Alfredo Ríos Camarena / Columna Invitada / Opinión: El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

La conclusión de las elecciones intermedias anuncia el principio de la sucesión presidencial que, poco a poco, va develando a los personajes que aspiran a la mano de doña Leonor.

En la actualidad, tempraneramente el propio Presidente se ha referido innumerables veces al tema, pues para él está resuelto, toda vez que “al flanco izquierdo le sobran candidatos”; además ya conocemos la regla principal que el Presidente califica como “lealtad” y los observadores denominamos como “sumisión”, ya que quien no se pliega a la voluntad del jefe es castigado.

Pronto tendremos noticias en este mismo camino cuando se intente sustituir de la presidencia de la Junta de Coordinación Política del Senado a Ricardo Monreal. Conclusión, la candidata de Morena será Claudia Sheinbaum, salvo tapado en contrario, Alejandro Encinas, Juan Ramón de la Fuente, etc.

En la oposición es muy diferente, se requiere definitivamente la legendaria Lámpara del filósofo griego Diógenes, quien –entre otras cosas— en su fecunda vida buscaba al “Hombre Justo.” Mientras las mezquindades, las envidias, las zancadillas internas impidan un entendimiento, de por sí difícil, entre el PRI, el PAN y el PRD, el panorama está oscuro y prácticamente imposible; sólo una unidad de las fuerzas que compitieron en la última elección en “Va por México”, pudiera crear una oposición que con dificultades y con un pronóstico de 40%, podría ganar la titularidad del Poder Ejecutivo Federal.

Para ello, se requiere encontrar al Hombre Justo, que no se ve en ningún partido, ni en ningún lado, el cual debe reunir las siguientes características: que no tenga cola que le pisen, que no haya sido golpeado ni golpeador en estas ultimas confrontaciones originadas desde la mañanera; que tenga entre 35 y 60 años, de preferencia casado y con familia; con fama pública respetable; con el carisma suficiente para atraer a la opinión pública; y que coincida intelectualmente con la estructura del sistema económico actual, es decir, que sea bien visto por nuestros vecinos del norte; ya no le agregaremos que tenga probada ideología, porque esas categorías las han desaparecido del medio político, por la mediocridad y la ignorancia.

Encontrar este sujeto y aceptarlo o, en todo caso, crearlo desde este momento, es la tarea inaplazable de una oposición herida de muerte, pero que todavía puede ser un factor de equilibrio político.

Por lo pronto, no hay nadie: ni gobernadores, ni legisladores –actuales y anteriores— de los tres partidos, tienen los tamaños que se requieren para ser encontrados por la luz mágica de la Linterna de Diógenes.

POR ALFREDO RÍOS CAMARENA
CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM

MAAZ