El brutal debate que envuelve al problema de la migración y las propuestas para abordarlo y resolverlo regresó de nuevo al primer plano de la política en Estados Unidos y pintó al reciente viaje de la vicepresidenta Kamala Harris como un fracaso.
El problema es que esa sensación de que falló no sale de los resultados del viaje mismo o de las entrevistas de Harris con los presidentes Andrés Manuel López Obrador, de México, o Alejandro Giammattei, de Guatemala. Se da, como suele ocurrir, de la imagen ante el público de EU.
Y en concreto de las respuestas de Harris a preguntas sobre migración y respecto a por qué, aunque está a cargo de enfrentar la crisis creada por la masiva llegada de migrantes a la frontera con México, no ha visitado la región.
Parecería un reclamo un poco extraño para una mujer que fue Fiscal General de California, un estado fronterizo que luego representó en el Senado federal, sin embargo, era una pregunta planteada desde antes de que iniciara su viaje y una que pareció no saber cómo responder cuando se le hizo formalmente.
Y si se añade que sus exhortos en Guatemala, para advertir a los migrantes que "no vengan", causaron la irritación de grupos liberales, se tiene un panorama completo. No satisfizo a sus enemigos y no agradó a sus aliados.
El primer viaje oficial de la vicepresidenta Harris al exterior era difícil tanto por la polémica que rodea la situación de los indocumentados en la frontera como porque el de migración es un tema que define posiciones políticas, tiene tintes raciales, económicos y sociales, y determina incluso la idea que Estados Unidos tiene de sí mismo.
Cierto. Harris llegó a acuerdos con sus interlocutores para detener el flujo de migrantes irregulares hacia la frontera estadounidense y para comenzar a atacar las causas de la migración, sean pobreza, violencia o el medio ambiente. Pero nadie espera soluciones rápidas, excepto quienes creen que la respuesta está en cerrar su país a los migrantes y construir una barda en la frontera con México.
Pero la respuesta de Harris a por qué no había visitado la frontera, es la que parece definir su viaje, al margen de lo que haya logrado o no.
"En algún momento, sabes, iremos a la frontera", dijo Harris. "Hemos estado en la frontera. Así que todo esto, todo esto, todo esto sobre la frontera. Hemos estado en la frontera. Hemos estado en la frontera".
Esa respuesta a la cadena NBC, videograbada, acompañará probablemente a Harris y los intentos del gobierno de Joe Biden por adelantar acuerdos internos sobre migración y, en gran medida, a la carrera política de la vicepresidenta, dondequiera que vaya.
La tarea que Biden asignó a Harris, de buscar soluciones para el problema migratorio, otorga una gran visibilidad política, pero también una enorme vulnerabilidad. Y puede hacer, o deshacer, la carrera de la demócrata.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS.
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
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