SER ES RESISTIR

Caitlyn Jenner se equivoca: mujeres y niñas trans tienen derecho a competir según su género

Exigir que haya competencias exclusivas para personas trans es profundamente transfóbico.

OPINIÓN

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Láurel Miranda / Ser es resistir /.Opinión El Heraldo de México

Cuando estaba por iniciar mi tratamiento hormonal, como parte de mi proceso de transición, la endocrinóloga me advirtió los efectos secundarios que esto implicaría: tomar hormonas para disminuir mis niveles de testosterona y aumentar los de estrógenos repercutiría no sólo en mi estado de ánimo sino también en mi condición física. Quiero pensar que quienes como Caitlyn Jenner se oponen a que las mujeres trans puedan participar en competencias deportivas según su género desconocen por completo esta situación. 

Y si lo desconocen, me gustaría contarles un poco sobre ello: las mujeres trans que accedemos a un tratamiento hormonal, sabemos que al hacerlo nuestra masa corporal se redistribuirá a lo largo de nuestro cuerpo, pero sobre todo sabemos también que perderemos volumen muscular, pues esta característica es propia de la testosterona, es decir, la hormona que buscamos disminuir o “bloquear”. De tal modo que una mujer trans con un tratamiento hormonal ya avanzado no está en condiciones de “igualdad” para competir de forma física con hombres cisgénero, pues su fuerza no es la misma.

Ése es apenas uno de los contraargumentos para quienes como Caitlyn Jenner se oponen a que las personas trans puedan participar en competencias deportivas según el género con que se identifican. Pero vale la pena subrayar también que aun haciendo a un lado el tema del tratamiento hormonal (porque, dicho sea de paso, no todas las personas trans buscamos acceder a él), lo cierto es que las condiciones de igualdad biológica/genética (si es que eso existiera) no han sido precisamente un determinante en la historia de las justas deportivas. No veo por qué motivo, que no sea una profunda transfobia, la situación tendría que cambiar ahora, justo con nosotrxs. 

Exigir que haya competencias exclusivas para personas trans es profundamente transfóbico. Y lo es en tanto el objetivo de ello es apartarnos en tanto se nos considera “diferente”. La pregunta aquí es: ¿acaso las competencias deportivas más importantes a nivel internacional se organizan y dividen según cuestiones como racialidad, nacionalidad, orientación sexual o clase social? La respuesta es no. Y si acaso el impedimento es la supuesta diferencia de fuerza que supondría la competencia entre una mujer cisgénero y una mujer transgénero, recordemos también que las capacidades físicas no están determinadas exclusivamente por una cuestión genética, sino por múltiples factores como la alimentación, el ejercicio, las condiciones de vida; en fin: un cuerpo y su fuerza no dependen únicamente de nuestra identidad sexogenérica. 

Dicen las voces transfóbicas que la presencia de mujeres trans en las competencias femeniles pone en riesgo la posibilidad de victoria de las mujeres cisgénero y, dado que no dejan de leer a las mujeres trans como hombres, aseguran que esto implicaría el “borrado de mujeres” en los deportes. Sin embargo, los datos y las estadísticas nos dicen otra cosa: pese a la presencia de mujeres trans en algunas disciplinas, lo cierto es que, como bien apunta Ophelia Pastrana, ninguna de ellas aparece en el top 25 en ninguna categoría atlética.

Ahora bien, es importante subrayar que esta postura biologicista y discriminatoria no es algo que competa única y exclusivamente a las personas trans, pues comienza a afectar también a otro tipo de identidades que no cubren con el perfil físico comúnmente asociado a lo femenino. Tenemos el caso, por ejemplo, de la atleta intersexual Caster Semenya, a quien la Federación Internacional de Atletismo obligó a someterse a un tratamiento hormonal para reducir sus niveles de testosterona. 

Pero no vayamos tan lejos. Las consecuencias discriminatorias de este biologicismo pueden palparse también en un ámbito mucho más cotidiano. Apenas en noviembre pasado tuvimos noticia de lo vivido por una joven cisgénero de 19 años, a quien el chofer del transporte público exclusivo para mujeres en Hidalgo le impidió subir al confundirla con una mujer transgénero

Si volvemos a las competencias deportivas y, más aún, si volvemos a la oposición que manifiestan personas como Caitlyn Jenner para que las niñas trans puedan participar en competencias deportivas según su género, debemos pensar en las consecuencias que este tipo de posturas ha traído para las menores en Estados Unidos

Con mis hijos no te metas

Quisiera saber cómo tomaron las personas impulsoras de la tan conocida frase “Con mis hijos no te metas” (que son precisamente quienes suelen oponerse a la diversidad sexual) la noticia de que ahora las escuelas en Florida podrían tener la capacidad de someter a las estudiantes a un “examen físico”, en caso de que su género sea puesto en duda; es decir, en caso de que se sospechara que la menor es una niña trans, los centros educativos podrían proceder con una inspección de genitales para verificar si se trata de una persona cisgénero o transgénero. 

Esto luego de que  la Cámara de Representantes de Florida votó a favor de un proyecto de ley con el que prohibirán a personas trans participar en deportes escolares y universitarios según el género con que se identifican. El proyecto de ley enviado al Senado estadunidense atenta abiertamente contra la dignidad y derechos de los menores, pero éste no es el único estado del país vecino en impulsar una ley parecida, pues Mississippi y Kansas ya también lo han hecho; por su parte, en Arkansas han prohibido que menores de edad puedan realizar una transición de género. 

¿Por qué debemos asumir que universalmente las niñas son más fuertes que los niños?, ¿no es eso en sí mismo un pensamiento misógino? Peor aún: si estas voces transfóbicas son las mismas que se oponen a que lxs menores accedan a bloqueadores hormonales desde edades tempranas, ¿por qué con su oposición a que participen en competencias deportivas según su género les orillan a que busquen desesperadamente que su cuerpo se asemeje lo más posible al binario de género? 

No sé. Pareciera que en realidad lo que les molesta es nuestra sola existencia. Y es triste notar que la mayor parte de medios de comunicación reproducen rápidamente declaraciones transfóbicas como las de Jenner y no operan así con aquellos argumentos que, como los de esta columna, abogan por una sociedad más igualitaria.

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Láurel Miranda es una mujer trans, periodista, licenciada en Ciencias de la comunicación y egresada en Historia del arte por la UNAM. Es SEO Manager en HERALDO Media Group; además, se desempeña como profesora de periodismo multimedia en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y de Marketing Digital y Planeación de Medios Digitales en la Universidad de la Comunicación. Ama a su familia, sus gatos y el chocolate caliente.