Porque no es lo mismo ser un candidato con discapacidades que un candidato con incapacidades, hay que evidenciar a aquellos que se han querido colgar de esta prerrogativa que la ley electoral considera, y quienes han peleado un lugar en las listas plurinominales al Congreso, argumentando ser parte de ese grupo social.
El escenario de esta trama descarada es el estado de Hidalgo: los cara-dura que se quieren asumir como personas en vulnerabilidad son Alejandro González Murillo (familiar del exprocurador y ex Gobernador de Hidalgo Jesús Murillo Káram) y Sharon Montiel Sánchez.
González Murillo es el dueño de la franquicia del Partido Encuentro Social en Hidalgo, el cual conserva su registro en esa entidad, y Montiel Sánchez es la lideresa de esa fuerza política. Hace apneas unas semanas, ambos litigaron contra el Instituto Electoral del Estado de Hidalgo (IEEH) la decisión de negarles a ambos la posibilidad de ser incluidos en la primera posición plurinominal, aduciendo que son personas con discapacidad.
Él afirma que tiene una compresión de discos en la columna, y ella –quien pretendía ser su suplente– argumentó que tiene una lesión en el brazo, por tratar de sostener a una persona que se desmayó, la cual se transformó en un coagulo, que le impide “cargar su bolsa, sillas” y no puede estar mucho tiempo sentada.
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La desgracia física de ambos no engañó a los consejeros electorales del IEEH, y les negaron su participación en ese lugar privilegiado de la lista segura de diputados. Sin embargo, en los anales de la historia electoral quedarán como los políticos que pretendieron asumirse como aquellas personas que, en verdad, sufren discriminación para tener un trabajo.
Después de no lograr colarse como candidato con discapacidad, Alejandro González Murillo dejó, en su preferente lugar, a su hermana Patricia. Así de impune.
¿Necio o resiliente?
En el Estado de México, el aspirante a la alcaldía de Tlalnepantla por el PRIANREDÉ, Marco Antonio Rodríguez, sufrió para que lo reconocieran las familias feudales de la comarca como su candidato.
Luego, en las primeras encuestas apareció 20 puntos debajo de Morena; ahora, ha remontado la mitad de esa diferencia y está montado en el discurso de que caballo que alcanza, gana. Dicen que en unos días, se sabrá de una declinación de facto que lo nutrirá más en el camino. A saber si es solamente necio… o resiliente, y da la sorpresa.
El Gordito Marín
Dicen que en la hermana república de Mérida, el aspirante del PRI-PRD a la presidencia municipal, el priista Jorge Carlos Ramírez Marín, está a un tris de conseguir alzarse con la ventaja.
Y todo por haber conseguido deslindarse de la marca (y dirigencia estatal) tricolor, pues a los meridianos no les ha gustado que la exgobernadora Ivonne Ortega, hoy coordinadora de Movimiento Ciudadano, controle el partido a través de su incondicional Francisco Torres.
También hay que darle crédito al gran jingle que le hizo el PRD: dicen que eso de “Gordito Marín, el Gordito Marín”, sin mayor información que ensucie la idea, ha sido un éxito más pegajoso y sabroso que el recado rojo.
Escupir al cielo
El que se dio un tiro en el pie fue Marko Cortés, líder nacional del PAN, quien criticó que haya campañas que abran la puerta al crimen organizado. Dicen que antes de tirar la piedra, debería ver si están libres de pecado sus candidatos, como los de en San Luis Potosí, sobre todo aquellos que tienen vínculos con el gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, hoy con una orden de aprehensión en su contra. ¡Zaz!
Por HUGO CORZO
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