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Espaldarazo a Claudia, desdén para Marcelo

Ebrard lucía incómodo, pero lo más evidente fue su actitud al finalizar la ceremonia: Se fue solo por otro rumbo

Espaldarazo a Claudia, desdén para Marcelo
Martha Anaya / Alhajero / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

A la salida del Templo Mayor, la comidilla entre los funcionarios invitados a la conmemoración de “México-Tenochtitlan más de siete siglos de historia” se centró en Marcelo Ebrard.

“Lo hicieron menos…”, “Se quedó solo…”, “Sólo elogios para la jefa de Gobierno…”, “Se le veía incómodo…”, “Todo para Claudia (Sheinbaum), nada para él…” 

Y es que fue muy evidente. De entrada, la posición de cada uno en el templete: Sheinbaum ocupando uno de los seis espacios de la primera fila, entre Olga Sánchez Cordero y la ex presidenta de Brasil, Dilma Rousseff  (quien se encontraba a su vez a la derecha de Andrés Manuel López Obrador).

Ebrard detrás de Beatriz Gutierrez Müller, esposa del Presidente; entre el secretario de Marina, Rafael Ojeda y la comisariada de Santiago Zapotitlán, Tláhuac, María Magdalena Huerta.

A la hora de los discursos, las felicitaciones para Sheinbaum. Ninguna para Marcelo.

Dilma: Ahora que menciono a las leonas, déjenme manifestar mi alegría por el hecho de que esta ciudad sea gobernada por una mujer. Espero que tengas el merecido nombramiento como la mejor alcaldesa del mundo por tu trabajo en tiempos de pandemia. Sería un reconocimiento a tu excelente gestión.

López Obrador: Aquí en la ciudad, en la capital de la República, en la que los aztecas llamaban ‘el ombligo de la luna’, gobierna una mujer excepcional, trabajadora, honesta, inteligente y de profundas convicciones humanitarias. Me refiero a la compañera Claudia Sheinbaum.

Y a renglón seguido este agregado del Presidente: No podría dejar de decir que la lamentable desgracia del Metro de Tláhuac…; tenemos el compromiso de conocer la verdad y hacer justicia. 

Mientras esto ocurría, el canciller llevaba una mano sobre la otra. Lucía incómodo. Pero lo más insólito fue la actitud de Ebrard al final de la ceremonia.

Una invitación a recorrer el Museo del Templo Mayor, indicó la moderadora. Bajan juntos del estrado los de la primera línea, incluido el presidente de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar. Toman por el lado izquierdo y enfilan hacia el museo.

Los de atrás aguardaban. Al momento que les toca bajar, bajan uno a uno platicando o invitándose a pasar entre ellos. A Marcelo nadie le habla, ni el general Cresencio Sandoval. Se queda solo. Duda unos instantes qué hacer. Mira hacia sus espaldas, hacia las ruinas del Templo Mayor.

El secretario de Relaciones Exteriores se decide. Camina hacia su derecha, en sentido contrario al de Andrés Manuel, Dilma, Claudia, Beatriz, Alejandra Frausto, Enrique Semo, Zoé Robledo…

Atestiguan la escena los embajadores de Noruega, Gran Bretaña, Ucrania, Irlanda y Grecia. Y no, no hay presencia de España. 

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GEMAS: Obsequio del secretario de Hacienda, Arturo Herrera: “Lo que tenemos que hacer ahora es empezar a ocuparnos de lo que va a ser el despegue post-Covid”.

POR MARTHA ANAYA
MARTHAMERCEDESA@GMAIL.COM
@MARTHAANAYA

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