COLUMNA INVITADA

Distopía y resiliencia ecológica

Lo que me sacudió es que los escenarios de un planeta Tierra con recursos naturales agotados, deteriorado

OPINIÓN

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Juan Luis González Alcántara / Columnista invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En su momento, la película “Elysium” me causó un gran impacto. No fue su trama futurista de un mundo fragmentado y destruido. Lo que me sacudió es que los escenarios de un planeta Tierra con recursos naturales agotados, deteriorado y contaminado en los que se ambientaba el filme no fueron elaborados por sofisticados efectos especiales. Simplemente se recurrió a un paraje de nuestro México para encontrar la locación descrita.

El deterioro de nuestro ecosistema es cada vez más palpable. Antes éramos escenarios de lugares idílicos y paradisiacos para las tramas cinematográficas, ahora damos cabida a la representación perfecta de una distopía ambiental. El problema es que esos escenarios macabros son reales. No son “el futuro”. Son un presente real y lacerante. El deterioro ambiental nos está cercando a pasos agigantados. Los escenarios están ahí. A la vista de todos. Sencillamente los minimizamos, los difuminamos, los olvidamos. Nos resignamos.

Si nos resignamos: renunciamos, deponemos las armas, aceptamos la derrota. La muerte entrópica de nuestro planeta necesita acción, resistencia y resiliencia. La resiliencia ecológica, no como aspiración, sino como una verdadera convicción. Todas y todos, tenemos que generar las condiciones necesarias para poder lograr que nuestro ecosistema cuente con los medios para enfrentar y amoldarse a factores perturbadores, y a la vez mantener su funcionalidad. Es un frente común. Es un llamado de defensa urgente y apremiante. No podemos perder más tiempo.

La Corte Interamericana de los Derechos Humanos en la Opinión Consultiva OC-23/17, desde la lateralidad jurídica ya nos ha desdibujado las líneas argumentativas a desarrollar. El derecho humano a un medio ambiente sano tiene connotaciones individuales y colectivas. En su dimensión colectiva, el derecho a un medio ambiente sano constituye un interés universal, que se debe tanto a las generaciones presentes y más a las futuras. El derecho al medio ambiente sano también tiene una dimensión individual, en la medida en que su vulneración puede tener repercusiones, directas o indirectas, sobre las personas debido a su conexidad con otros derechos.

Nuestro Alto Tribunal también ha pronunciado diversas sentencias que son base y punto de partida para la defensa constitucional de nuestro medio ambiente. Estos precedentes, nos deben compeler, a todos los operadores jurídicos, para que busquemos nuevas e innovadoras formas de defender nuestros ecosistemas. La defensa constitucional de nuestro medio ambiente requiere compromiso, creatividad, ductilidad, y originalidad. Si no hay un cambio total, en todos los frentes. En todos los saberes. La distopía ambiental será una realidad.

POR JUAN LUIS GONZÁLEZ ALCÁNTARA
MINISTRO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN

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