COLUMNA INVITADA

México, ¿Parte de la marea roja?

Esta inclinación por la izquierda nos arroja experiencias de las cuales, para el caso mexicano se deberían de tomar en cuenta.

OPINIÓN

·
Luis David Fernández Araya/ Colaborador/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Dentro del modelo democrático y el debate que se suscita a su alrededor, con los disensos y consensos que implica, la polarización y el maniqueísmo nunca han sido sino una fórmula simplista para explicar al otro, al que no piensa igual, al que actúa diferente y terminan por no abonar en nada en el hoy cuestionado modelo de la democracia liberal.

Latinoamérica ha vivido diversos episodios entre el que destaca la visión de la llamada “marea rosa”, término acuñado por el Larry Rohter, reportero del New York Times, al referirse al triunfo de Tabares en Uruguay y al que no quiso llamar “marea roja” (en referencia al comunismo), sino a algo más suave.

Esta inclinación por la izquierda nos arroja experiencias de las cuales, para el caso mexicano se deberían de tomar en cuenta. Argentina, Brasil, Bolivia, Venezuela, Chile, Colombia, Salvador, Nicaragua, México, son algunos de los países (unos más que otros) que han o están experimentado con gobiernos de izquierda, cuyo discurso ha sido alimentado por la lacerante desigualdad en estas regiones, donde sus líderes han visto un área de oportunidad para atizar la polarización, para meter el dedo en las heridas (con o sin razón).

Pero vale la pena señalar algunas de las principales lecciones que la experiencia Latinoamérica nos arroja y debe de tomarse en cuenta.

Los distingos con los que se gobernó en los países citados fueron la arrogancia, el maniqueísmo, la polarización, el olvido de las bases partidistas, la confrontación como ruta, el excesivo pragmatismo como política, el ahogo del debate al interior de quienes gobernaron, un protagonismo exacerbado y un voluntarismo que sustituyó al conocimiento, la inteligencia y experiencia, e inclusive a los conocidos casos de corrupción que se presentaron en algunas regiones y de la que tanto quisieron alejarse (Brasil o Argentina, por ejemplo).

De esto, mucho se debe aprender en países donde se tienen experiencias actuales de gobiernos de izquierda, tal como el caso mexicano. Lo anterior, sin dejar de observar lo que también está sucediendo en Europa, donde las pasadas elecciones del Parlamento Europeo, dejan al menos dos mensajes: el primero, que tiene que ver con el rechazo hacia los partidos tradicionales; y el segundo, el terreno que ganó la visión antiunióneuropea y nacionalista, todo esto bajo el cobijo del hartazgo y desencanto con los gobiernos de aquella región, lo que significa al final, es que por más que se arribe al poder con base en el cansancio social, si esto no lo convierten en resultados tangibles, no hay discurso ni ideología que pueda salvar a la “marea rosa”.

POR LUIS DAVID FERNÁNDEZ A.

@DrLuisDavidFer

maaz