A FUEGO LENTO

Baño de pueblo de Anaya

Frente a un genio de la comunicación, el rey y dueño de la narrativa pública, AMLO, Anaya ha conseguido algo que no es sencillo

OPINIÓN

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Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Ricardo Anaya unos ya lo crucificaron. Otros se han reído de él. Pero con su gira, recorridos y videos por el país, ha conseguido algo que no es sencillo.

Frente a un genio de la comunicación, el rey y dueño de la narrativa pública, el presidente López Obrador, que abre y cierra frentes a placer sin mayor oposición ni resistencia, el excandidato presidencial ha podido subirse a la conversación pública. Lo hace sin las habilidades de otros, pero con la disciplina de pocos.

Lo suyo no es la calle. O no era. Una de las principales críticas contra él, cuando candidato, era su alejamiento del ciudadano de a pie. La soltura y naturalidad del hoy presidente, contrastaban con su personalidad rígida a cuadro. El primer reto ha sido con él mismo, verse más desenvuelto y sacudirse lo acartonado.

Hace un par de días, compartió un nuevo video. En cada uno de ellos, aparece recorriendo distintos municipios del país, hablando con gente. En el último material viajaba en Metro y combi. Las redes no se la perdonaron. “Anaya descubre el Metro”, fue lo menos que le dijeron. Pero fue tendencia. Los genuinos defensores del presidente, y también los bots, se lanzaron. Algo de lo hecho detonó mayor conversación.

El resultado está lejos de ser representativo y significar algo aún. Se le ve forzado todavía, pero cada vez más cómodo. Más desenvuelto. No termina de parecer relajado, pero es más cercano. No es poca cosa. ¿Qué otro político está haciendo algo distinto? 

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Anaya es un político sin cargo, y aun así en las encuestas de la joven carrera presidencial de 2024 está arriba de gobernadores, legisladores y presidentes de partidos de oposición. Decidió que las plataformas tradicionales no serán suficientes para alcanzar su objetivo –estar en la boleta electoral en 2024- y tomó un riesgo.

La encuesta de Massive Caller del 1 de marzo, lo coloca arriba del resto de “opositores”. A la pregunta, ¿quién considera que debe encabezar la oposición al proyecto de presidente?, Anaya concentra 45.6%, el presidente del PRI, Alejandro Moreno, 22.1%; el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, 19%; el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, 9.7%; y el empresario y activista Claudio X. González, 3.6%. La ruta tradicional, frente a un presidente tan popular y un movimiento social como el que encabeza, está destinada al fracaso. Ni el Congreso ni los espacios de poder político habituales, dan demasiado margen.

Más allá del resultado, difícil de pronosticar, está haciendo algo diferente. Podrá ser exitoso o fracasar, pero nadie podría escatimar el esfuerzo de intentar algo distinto. Los partidos de oposición siguen repitiendo las mismas fórmulas que ya fracasaron. Anaya apuesta por algo que a López Obrador funcionó.

Claro, sus personalidades son distintas, sus visiones de país, sus orígenes e historias de vida, no se parecen. Pero ante la pulverización de la oposición, que no reacciona, el excandidato trata de hacer algo más que quejarse desde una tribuna o los medios.

¿Le alcanzará? Quién sabe. Quizá no. Pero está haciendo un intento.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM
@MLOPEZSANMARTIN

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