Cada año, el 18 de marzo, el ingeniero agrónomo al frente de Petróleos Mexicanos anuncia el descubrimiento de un gran yacimiento de petróleo. Como si fuera un nuevo Cantarell y el país se dispusiera, nuevamente, a administrar la abundancia. Hace las cuentas de la lechera, que aún no tiene la vaca pero ya sabe a quién no le venderá sus quesos. Ahora, el optimismo lo llevó a anunciar, además, la creación del complejo petrolero Francisco J. Múgica para aprovechar el nuevo campo.
Pero las cuentas alegres no se llevan bien con la realidad. Sus proyectos no aterrizan y sus metas nunca se alcanzan, principalmente por la improvisación de los nuevos cuadros. El año pasado dejaron de invertir cerca de 30 mil millones de pesos, a pesar de que, por regla general, asignan los contratos a discreción, sin las molestas licitaciones. Y dejaron de pagar a los proveedores y contratistas 66 mil 642 millones de pesos. Pura ineptitud.
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Tampoco cumplieron sus metas en producción de crudo, refinación y exportación. De hecho, la producción de crudo se encuentra en el peor nivel de los últimos 40 años. El único renglón donde tienen excedentes es en la proliferación de declaraciones mentirosas, donde señalan que ya rescataron Pemex y que ya casi-casi alcanzan la autosuficiencia energética. Las declaraciones oficiales no resisten la más mínima prueba de los datos.
El pasado aniversario es el peor en la historia de la empresa más importante del país. En realidad, la estructura misma de la empresa está seriamente dañada. Y por si eso fuera poco, su cuidado está en manos de incompetentes con la vista fija en los años 70 del siglo pasado. Soñar con regresar al monopolio petrolero ya no ocurre ni en la dictadura cubana.
Para empezar, Pemex es la petrolera más endeudada del mundo y, al mismo tiempo, una de las más ineficientes e improductivas. El monto de su deuda, 217 mil millones de dólares, supera el monto de las reservas del Banco de México, 195 mi millones de dólares. Todo indica que en los próximos meses la situación será más grave. Pemex puede arrastrar al país a una crisis aún más severa que la actual.
El año pasado tuvo pérdidas por 480 mil 966 millones de pesos, 38 por ciento más que en 2019, a pesar de que el gobierno federal le inyectó 368 mil millones de pesos. En términos sencillos, Pemex es un barril sin fondo, como lo demuestra el hecho de que durante 2021 recibirá otros 73 mil 280 millones de pesos.
El agrónomo al frente de Pemex hace cuentas alegres para estimular los prejuicios ideológicos de su jefe, a quien conoce de cerca, por sus correrías políticas y su amistad de años. Hace anuncios de descubrimientos y lanza proyectos, pero Pemex se sigue hundiendo y, muy probablemente, su caída afectará a la economía del país en su conjunto. Y, como siempre, todos los mexicanos tendremos que pagar por los errores de la cúpula.
POR FERNANDO HERRERA ÁVILA
VOCERO DEL PAN
@FHERRERAAVILA
dza