COLABORADOR

La vivienda: otra industria hecha polvo

Esta industria representa el seis por ciento del PIB del país y en ella se emplean 2.5 millones de mexicanos con remuneraciones medias de 9,332 pesos

OPINIÓN

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Fausto Barajas/ Colaborador/ Opinión El Heraldo de México

La industria de la vivienda en México ha sufrido una etapa de contracción en los últimos años que se agravó con la llegada del gobierno del presidente López Obrador. Sin embargo, con una política adecuada se puede convertir en un motor de la recuperación económica.

Esta industria representa el seis por ciento del PIB del país y en ella se emplean 2.5 millones de mexicanos con remuneraciones medias de 9,332 pesos.

Entre el 76 y el 88 por ciento de los insumos que ocupa la industria de la vivienda son hechos en México, a diferencia del promedio de la economía que ocupa 67 por ciento de insumos nacionales, o la industria manufacturera con el 42 por ciento. Esto permite que sea una industria que al crecer genera un importante efecto multiplicador en la economía interna.

Sin embargo, la vivienda ha estado en contracción desde hace un lustro. Con datos del INEGI, se tiene que en 2007 se otorgaban más de siete millones de créditos para adquirir vivienda nueva, mientras que en 2013 el número bajó a 4.3 millones y para 2019, la cifra cayó a 2.4 millones de créditos.

La reducción del crédito se reflejó en la caída de la producción de viviendas: entre 2015 y 2019 este indicador cayó en 40 por ciento, al pasar de 302 mil a solo 181 mil.

Los cambios en la política de fomento a la vivienda también se notan desde una perspectiva de género. En 2007, el 46 por ciento de los créditos los recibían mujeres, pero en 2019 solo recibían el 40 por ciento. En números absolutos, en 2007 las mujeres recibieron 3.2 millones de créditos y para 2019 solo 1 millón de créditos.

Con la pandemia, la vivienda pasó de ser el hogar de los mexicanos a ser la oficina, el restaurante, la sala de juntas y el punto de encuentro con amigos virtuales. Cada vez más tareas cotidianas se hacen en casa, por lo que para mejorar la calidad de vida de los mexicanos se tiene que ampliar y mejorar la estrategia de desarrollo de la vivienda con una perspectiva de sustentabilidad, así como de adaptación a un mundo cada vez más digital, reconociendo los éxitos y fracasos que se han tenido en las últimas décadas.

En el gobierno del presidente Fox se comenzó a abrir y agilizar el desarrollo de la industria; con la llegada del presidente Calderón se consolidaron los esfuerzos de transparencia en créditos, agilidad de trámites y se dio un gran impulso a la vivienda para quienes menos tienen, además de incorporar hipotecas verdes. Durante el mandato del presidente Peña se metió el freno al sector, se registró la quiebra de varias desarrolladoras y la industria no pudo crecer a plenitud. Con el gobierno del presidente López Obrador la situación se ha complicado más, con la desaparición de los subsidios a la vivienda a través de Fonhapo, Conavi y otras entidades financieras.

La vivienda en México se debe repensar, sí como un motor económico para México, pero también como una nueva forma de construirla desde su interior y su interacción en el contexto de la ciudad o pueblo. La responsabilidad de los gobiernos locales y la corresponsabilidad del federal para incentivar la construcción de ciudades y pueblos compactos, conectados y sustentables tiene que ser el pilar de cualquier política de vivienda que se quiera implementar.

Si las familias son la base del país, la vivienda es el núcleo de convivencia de estas. Vale la pena repensarla como elemento de construcción de una mejor sociedad.

POR FAUSTO BARAJAS
ESPECIALISTA EN INFRAESTRUCTURA
@FAUSTOBARAJAS

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