COLUMNA INVITADA

Ser mujer

Para mí el ser mujer es tener los mismos derechos que un hombre, pero no, nunca que somos iguales

OPINIÓN

·
Laura Elena Gerdingh / Colaboradora / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Estos días me obligan a reflexionar qué significa para mí ser mujer.  Hoy implica la gran responsabilidad de ser ejemplo para mis dos hijas, ya que ellas, igual que yo, son mujeres.

En sus escuelas hubo debates sobre si se ausentaran o no de las clases, en especial
fue todo un tema para mi hija mayor, que tiene 17 años. 

Con gran orgullo la escuché debatir con ella misma, pensar, reflexionar sobre la propuesta de otras y sus ideas hasta finalmente llegar a sus conclusiones, sus convicciones y la postura que quiso tomar al respecto. La menor la escuchaba y entonces hizo lo propio.  Empezamos bien.

Una mujer es un ser pensante, capaz de tomar sus propias decisiones y con la fortaleza de sostenerlas ante los demás. 

Una mujer es un ser dueño de sí mismo… se dice fácil, lograrlo, vaya conquista trascendental para la vida. Aproveché la agitación que el tema causó estos últimos días para compartir mi opinión con ellas, para que sea una referencia más en el camino de su
muy personal andar hacia convertirse en mujeres adultas. 

Antes que ser mujeres, somos personas, y es para mí importante, independientemente del género, ser sensibles, empáticas, solidarias, productivas, comprometidas, entusiastas, realizadas… felices. 

Para mí el ser mujer me ha dado la maravillosa oportunidad de, gracias al complemento de un hombre, volverme madre. 

Que me disculpen las feministas a ultranza.  Eso pienso yo. 

Que tenemos los mismos derechos, que valemos lo mismo que los hombres, pero no, nunca que somos iguales.   Si yo fuera igual que un hombre, físicamente, no sabría lo que es sentir las primeras patadas de mi bebé en mi vientre. No hubiera podido mirar mi panza que crecía día a día en el espejo y sentirme la mujer más bella y más feliz del mundo.  Ni tendría en mi haber la maravillosa experiencia que fue para mi amamantar. 

Que tu cuerpo cree para tu bebé la leche más perfecta para ese pequeño y vulnerable ser humano, que la distancia que hay entre tus brazos y tu cara sea la exacta en la cual tu bebé puede enfocar mejor y así mirar tus ojos mientras tu miras los suyos... cuidado que tomó la naturaleza en asegurarse de que yo estuviera. Sé que el padre aporta otras cosas a la crianza de los hijos igualmente importantes. 

Pero yo me siento bendecida y muy afortunada del rol que la naturaleza me dio por ser mujer. 

Aclaro, soy una mujer divorciada, es decir cuando la cosa ya no va con el hombre hay que enfrentar las batallas necesarias. Evidentemente mucho más, aún contra los acosadores, violadores, agresores y asesinos. 

Pero no todos los hombres son así, pienso que la mayoría no lo son.  Y hombres y mujeres nos complementamos. 

Aún estando casada era absolutamente libre, es terrible esa idea de que la mujer tiene que pedir permiso a su marido para lo que sea…  Y sí he tenido que recorrer un camino desde el “sírvele a tu hermano”, que escuché durante mi infancia, hasta la equidad.

POR LAURA ELENA GERDINGH
PSICOTERAPEUTA
@LGERDINGH

 

avh