TOUCHÉ

Jenkins vs. Jenkins

La historia de esta familia, su fortuna y su fundación, es sumamente interesante y no exenta de polémicas

OPINIÓN

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Alejandro Cacho / Touché / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Las guerras filiales son profundamente dolorosas, que dejan cicatrices imborrables de por vida para todos los involucrados, directa o indirectamente. Sus motivos son siempre infames.

Vil es aquel capaz de intentar encarcelar a su madre anciana por dinero. Punto. La historia de esta familia, su fortuna y su fundación, es sumamente interesante y no exenta de polémicas Ese es el infierno que viven hoy los integrantes de la familia Jenkins De Landa, herederos de una de las fortunas más grandes y antiguas de México.

La historia de esta familia, su fortuna y su fundación, es sumamente interesante y no exenta de polémicas. Comenzó como todas las grandes historias. William Oscar Jenkins Biddle llegó a México en 1901 para trabajar como mecánico en los ferrocarriles construidos por Porfirio Díaz. Cinco años después se asentó en Puebla, donde utilizó todos sus ahorros y comenzó a vender camisas. Después, medias y calcetines a fábricas.

En pocos años, se convirtió en un actor preponderante de la industria textil. Fue el mayor productor de azúcar y alcohol de caña en plena Ley Seca de Estados Unidos. Dominó la industria del cine mexicano con el control de las salas de cine y fue el principal patrocinador de películas mexicanas.

Fue Cónsul de Estados Unidos. Promovió de obras para dotar de agua potable a decenas de poblaciones pobres de Puebla y financió la construcción de las carreteras México-Querétaro y México-Puebla.

A través de la Fundación Mary Street Jenkins, inspirada en su esposa, construyó el Colegio Americano de Puebla, el Instituto Nacional de Cardiología, el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, la constitución de la Universidad de las Américas de Puebla y la Universidad Anáhuac. Desde su fundación (1954), ha financiado proyectos educativos, de asistencia social, deportivos, de salud y culturales.

A William Oscar Jenkins, como a todos los grandes personajes, no le faltaron polémicas y críticos por sus obligaciones fiscales, su predominio en varias industrias y sus relaciones políticas. Pero, todos coinciden que era un trabajador disciplinado, incansable y austero.

Se calcula que su fundación hizo donativos por 380 mil millones de pesos hasta 1989. Ahora, la señora Elodia Sofía De Landa de Jenkins denuncia —a través de una carta pública— a su hijo mayor,

Guillermo Jenkins de Landa. Imagine el dolor y lo difícil que debe ser para una madre decir que su hijo es un ser despreciable, que su ambición lo ha llevado a tratar de ensuciar con sus mentiras la memoria del que (sic) en desgracia fue su padre. Guillermo Jenkins de Landa acusa a su madre, hermanos y sobrinos de haber robado el patrimonio de la Fundación.

Se debieron tomar ciertas acciones legales para blindarla de su ambición. Doña Elodia Sofía De Landa de Jenkins garantiza, en esa misma carta, que el patrimonio de la Fundación está en buen resguardo y pelearemos hasta lo último para que siga su camino en sus obras de asistencia, cooperando en lo que más nos atañe, México.

Parece que la exposición pública de este penoso asunto apenas empieza. Detrás está, sin duda, la ruin traición de un hombre despreciable.

POR ALEJANDRO CACHO
CACHOPERIODISTA@GMAIL.COM
@CACHOPERIODISTA

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