COLABORADORA

Doble redoble

Estoy y estamos hartas. Hablo en singular y en plural, porque no importa. Aquí todas somos una y una somos todas. Mi experiencia se funde a la historia de todas, y las de ellas forman parte de la mía

OPINIÓN

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Lila Abed/ Colaboradora/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Estoy y estamos hartas. Hablo en singular y en plural, porque no importa. Aquí todas somos una y una somos todas. Mi experiencia se funde a la historia de todas, y las de ellas forman parte de la mía. Esta columna se la dedico a todas las mujeres que vivimos la violencia a diario, a nuestro crecimiento personal y emocional, y a la fuerza que hemos encontrado en la lucha de tantas, de transformar el dolor en poder y en acción. De destruir el miedo que nos inculcaron tantas experiencias que atentaron contra nuestra integridad pero que, a pesar de ellas, tenemos la valentía de estar de pie, con la cabeza en alto, con el pañuelo verde en el cuello y con el respaldo incondicional de un ejército de mujeres que nos sostiene y nos protege. Contamos con la seguridad de que nuestras lágrimas ya no caen de manera individual, porque hoy forman parte de un tsunami mundial. Yo, tú, nosotras, ellas, todas, estamos superando lesiones que dejaron cicatrices permanentes, pero que nos motivan a exigir justicia por todas las que ya no están y por las generaciones que vendrán. El acoso sexual, la violación, la agresión, la desaparición, el feminicidio, el homicidio de una, es de todas. Ese es el gran secreto del poder femenino, compartir el sufrimiento de otra como si fuera propio. Por eso las vallas, la intimidación, el gas lacrimógeno, la negación y absoluta omisión de un presidente que no quiere entender, y no demuestra el más mínimo interés en atender las quejas y demandas de más de la mitad de la población. Sumisas nos tienen controladas. 'Calladitas nos vemos más bonitas', y mientras perdure el sistema patriarcal, no nos daremos por vencidas hasta que se nos respeten nuestros derechos y nos aseguran una vida libre de violencia.

Porque la violencia no solo es física, también es mental y emocional. Nos acosan en el transporte público, en las calles, en la escuela, en el trabajo, en nuestras casas, y nos matan por el simple hecho de ser mujeres. Somos las culpables de las agresiones de los hombres, justificando siempre su machismo. Por eso que se escuche nuestro grito y que sientan nuestro dolor. Que se cansen de oírlo, como nosotras, de vivirlo. Ante la violencia, resistencia. Ya despertamos del letargo en el que estábamos sumidas. Si tocan a una, respondemos todas. Tumbaremos a poderosos y a cualquier responsable. Nuestro voto se convertirá en el arma que hablará por nosotras este próximo 6 de junio. Es hora de canalizar nuestra lucha en las urnas y hacer sentir el peso de nuestra presencia. Por las buenas, por las malas o por las medias, este gobierno tendrá que concientizarse de que somos, de que existimos, de que sentimos y que mucho del éxito de su mentada Cuarta Transformación dependerá de las mujeres. Nos sembraron miedo y nos crecieron alas. Esto ya empezó y nadie lo para.

POR LILA ABED
POLITÓLOGA E INTERNACIONALISTA
@LILAABED

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