COLUMNA INVITADA

Las cartas, puente entre los amorosos

Algunos libros son testigos del intercambio epistolar entre las personas amadas. Ejemplo de ello, el poeta Manuel José Othón, le escribe a Josefa Esther, en mayo de 1877

OPINIÓN

·
Rubén Martínez Cisneros / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Las epístolas fueron el puente de entendimiento entre los amorosos; hoy este género está en el olvido…, el sonido del silbato del cartero que anunciaba la llegada de la anhelada misiva, quedó en el pasado. 

Algunos libros son testigos del intercambio epistolar entre las personas amadas. Ejemplo de ello, el poeta Manuel José Othón, le escribe a Josefa Esther, en mayo de 1877: “Esther adorada: Ya que es imposible poder decir a U. lo que sufro y lo que siento, verbalmente como yo quisiera, se lo diré a U. en ésta. La amo a U. con todo mi corazón …no puedo decirle más. Si acaso valen algo mis sufrimientos, si vale algo mi amor, piedad por compasión ¡ámeme U…!”. Lo anterior se obtiene del libro Epistolario, Manuel José Othón, editado por la UNAM, 1999. 

Por otra parte, ERA publicó, en 1987, José Clemente Orozco/Cartas a Margarita. Nos ofrece lo siguiente, fechado en 1921: “Señorita, indudablemente que estas letras deben causar a Ud. infinita sorpresa.  Hace muchos años que guardo en mi corazón un sentimiento que ha sido hasta hoy dominado por mi voluntad y por el sufrimiento de ver mi cuerpo destrozado y lo ridículo y desagradabilísimo”. 

Bajo el título de Cartas a Ricardo/Rosario Castellanos, Conaculta, 1996, se da a conocer la relación epistolar que sostiene la autora de Balún Canán con Ricardo Guerra Tejada; ella deja correr la pluma y escribe el 9 de octubre de 1950: “...no soporto ni un día más sin ponerme en comunicación contigo. Me haces mucha falta y todo el tiempo no hago otra cosa más que pensar en ti y recordarte y desear estar contigo. Nunca pensé que se pudiera necesitar tanto a nadie, como yo te necesito a ti”.   

En el libro, María Antonieta Rivas Mercado /Cartas a Manuel Rodríguez Lozano (1927-1930), encontramos que el 3 de abril de 1928, desde Copándaro, Michoacán, ella le manifiesta: “…le diré con sencillez que lo extraño mucho. Mis ojos se saben incompletos porque lo que ven, lo ven solos. La miel del viaje se pierde porque el único compañero no está conmigo”. 

La fotógrafa Tina Modotti  le escribe el 29 de diciembre de 1929 a Edward  Weston:  “Traje conmigo la querida misiva por todas partes , primero arriba en el cuarto de trabajo —luego aquí abajo— después otra vez arriba y finalmente me la llevé conmigo a la cama y en cada rato libre la volvía a leer”. Lo anterior, en el libro Una mujer sin país, de Antonio Saborit, Cal y arena, 19992. 

El poeta Gilberto Owen conoce a Clementina Otero en el grupo teatral Ulises; emprende un carrusel de misivas, recopiladas en el libro Gilberto Owen/Cartas a Clementina Otero, editado por la UAM. El 5 de julio de 1928, Owen le escribe desde Nueva York: “Acabo de llegar, Clementina querida, y quiero que me sepa suyo, inmensamente y siempre. Estoy lleno de usted, y me pregunto si esta riqueza no va a írseme de las manos, pues no creo nada para pagar el amarla tanto…” 

RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS 
COLABORADOR 

avh