UNA CHAIRA EN EL HERALDO

Ni reforma, ni wifi

El caso es que el censor no sea alguien privado. Y, sin embargo, puedo decir que también es peligroso que el Estado, en sí mismo, lo sea

OPINIÓN

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Fernanda Tapia / Una chaira en El Heraldo / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

¡El desmother esta semana se armó cuando mi cabecita de algodón le pisó la cola al tigre! La manzana de la discordia fue la propuesta del senador Monreal de regular la redes. Ahí si chairos y derechairos, fifís y barrio, brincaron como leche caliente.

Y la propuesta, a grosso modo, propone que las redes sociales que sobrepasen el millón de usuarios tendrían que registrarse ante el IFT y, de no hacerlo, pagar una multa de 94 millones de morlacos. Amén de que no podrán andar cancelando cuentas a lo tarugo, porque el caso se podrá dirimir ante el mismo órgano del Estado.

Si buscamos en el internet quiénes son partners de las redes como Facebook, acá en Mexicalpan de las Tunas, aparecen grupos como Animal Político o AFP.

Pensemos, en un antro no te deben negar la entrada por “cómo te veas o por cómo pienses”. De hacerlo, te estarían discriminando, y eso está penado hasta por la Profeco. ¿Por qué una red social debería de bloquearte por tus ideas, si éstas no incitan al odio o a la violencia? ¿Si no lanzas ataques personales?

En caso de hacerlo (al estilo Trump), me explicaba el doctor Gabriel Regino que  con la reforma propuesta, “en lugar de simplemente cerrarte la cuenta, las empresas tendrían que dar parte a la justicia para que ahí sí se te juzguen por ello”.

Me decía Jesús Ramírez que “las redes son ahora el ágora pública moderna. Alguna vez lo fueron los medios electrónicos, pero ahora es la web”.

No creo que signifique trabas al comercio, la ciencia o  la cultura (que podrían estar en contradicción con el firmado T-MEC). Se trata de quién es el que aplica las reglas del juego. Es más, ¿quién las establece? Me choca que, a mí, el señor Zuckerberg me haya cerrado cinco páginas de internet porque para él y algunos de sus seguidores el seno de una madre amamantando es algo pornográfico.

Ya ni se diga un tutorial dibujado de cómo llevar a cabo una revisión de mama mensual, para descubrir cáncer a tiempo. Para algunos, eso es el equivalente a una película XXX. 

Aquí el caso es que el censor no sea alguien privado. Y, sin embargo, puedo decir que también es peligroso que el Estado, en sí mismo, se vuelva el censor. Tendría que ser, casi casi un grupo colegiado de personas absolutamente apartidistas, objetivas y que se basen en la ética, no en la moralina sesgada de uno u otro grupo social.

Conozco gente, actualmente en el IFT, a quien alguna vez escuché decir voz en cuello que los homosexuales eran “personas enfermitas”. Si ellos me van a censurar, tiro el arpa. Sería tan absurdo como la actual censura que ejerce un algoritmo, o un grupúsculo de haters persignados. Y sería interesante que de una vez estableciera la reglas bien claras, porque si éstas rezan al estilo la Ley de Radio y Televisión, en donde te advierten de “no contravenir las reglas de la moral y las buenas costumbres”, sin especificar cuáles son o  las de quién, estaremos igual. Sólo que alguien más jalará de tu correa. 

POR FERNANDA TAPIA
DENUNCIAS@FERNANDATAPIA.COM 
@TAPIAFERNANDA

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