DES... PROPÓSITOS

Cambio Climático: Esfuerzos esperanzadores de la ONU

Ya no es tiempo de planteamientos parciales; se requieren acuerdos de largo alcance

OPINIÓN

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Agustín García Villa / Des... Propósitos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Del 31 de octubre y hasta el 12 de noviembre se desarrolla en Glasgow, Escocia, la Convención para el Cambio Climático, COP26, de Naciones Unidas, donde representantes de más de 120 países buscan una respuesta global a la emergencia ambiental. Punto central de los trabajos es concientizar a los líderes del mundo sobre la necesidad de anteponer a sus metas de desarrollo económico el mejoramiento de las condiciones climáticas del globo terráqueo, pues de otra manera no lograrán más que la destrucción planetaria de la cual también habrán de ser víctimas.

Los cambios climáticos y la emergencia ecológica que reflejadas en brutales y crecientes inundaciones, incendios forestales, sequías, desertificaciones, plagas, e incluso en el desarrollo de nuevos virus que desquician a la humanidad, parecen pruebas insuficientes para que los propios líderes mundiales impongan un ¡hasta aquí! a los métodos y procesos de producción y consumo tradicionales dependientes del uso de combustibles fósiles. Es absurdo buscar hegemonías mundiales a costa de sacrificar las condiciones terráqueas que nos permiten sobrevivir. ¿Para qué serviría la supremacía de un país sobre los otros ante una irremediable erosión del planeta?

Urge acoger y cumplir cabalmente a los acuerdos logrados en convenciones climáticas pasadas, en particular el Acuerdo de  París, en 2015, para llegar al año 2100 con una temperatura media planetaria debajo de dos grados Celsius -1.5 sería lo ideal-, respecto al nivel preindustrial. Actualmente, el globo está 1.1-1.2 grados por encima de los niveles preindustriales.

En lo que va de la COP 26 se han dado algunos resultados concretos, quizá los primeros pasos hacia acciones específicas que podrían ayudar a revertir tendencias contrarias al equilibrio natural del planeta.

A iniciativa de la Gran Bretaña se logró un primer acuerdo, la Declaración sobre Bosques y Uso de la Tierra-, con miras a detener y revertir el proceso de deforestación mundial, apoyado por más de 100 países que representan el 85% de los bosques del mundo, además de un paquete de más de 19 mil millones de dólares aportados por 12 países y más de 30 instituciones financieras internacionales a fin de proteger y restaurar la degradación de tierras y las grandes zonas boscosas, desde la taiga Siberiana hasta las selvas del Amazonas, el Congo y otras grandes afectaciones en países en desarrollo.

Otro tema en discusión es en torno a una drástica reducción de fugas de metano derivadas de la extracción de petróleo y gas natural y la ganadería, que tiene efectos de calentamiento atmosférico 80 veces más intensos que el dióxido de carbono (CO2).

Según el presidente Joe Biden, de Estados Unidos, más de 100 países estarían de acuerdo en reducir los volúmenes actuales en un 30% para el año 2030.

Pero ya no es tiempo de planteamientos parciales; se requieren acuerdos de largo alcance capaces de modificar de raíz los actuales procesos de producción, distribución y consumo, el desarrollo de infraestructura, el comercio, los sistemas financieros y de inversión, para adecuarlos a las necesidades ecológicas planetarias.  

En su discurso de inauguración en Glasgow, por cierto una de las ciudades cuna de la Revolución Industrial, el Secretario General de la ONU afirmó, con toda razón, que de no modificar nuestra conducta ecológica estaríamos cavando nuestras propias tumbas.

La COP 26 es una de las últimas oportunidades para evitar mayores catástrofes ambientales. ¡Aún estamos a tiempo de revertir errores!

POR AGUSTÍN GARCÍA VILLA
ANALISTA ECONÓMICO
ORBE@ELHERALDODEMEXICO.COM

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