El mundo está aterrado. Sudáfrica, que ya experimenta un repunte de contagios, informó el pasado jueves que detectó una nueva variante del COVID-19 que tiene múltiples mutaciones, por lo que es potencialmente mucho más contagiosa.
La lentitud de la inmunización y la resistencia de millones de escépticos ha entorpecido el avance en la lucha contra la pandemia. Cuando parecía que la pelea estaba ganada, llegó un duro golpe de realidad.
De nada sirvió el acaparamiento de vacunas… Europa reporta 1.5 millones de decesos y se encuentra hundido en una dura nueva ola que ha llevado a gobiernos a reimponer restricciones, mientras su población reacciona de manera violenta a éstas.
La variante recién bautizada como Ómicron por la Organización Mundial de la Salud, tiene “un número extremadamente elevado de mutaciones”, al menos 30 en la llamada proteína spike (considerada como la llave de entrada del coronavirus al cuerpo); el potencial de contagio es calificado como sumamente alto, el mayor temor es que evada el efecto de las inyecciones antiCOVID y que haya que actualizar las vacunas.
Por lo pronto, un panel de expertos de la OMS señala que hay evidencia de que con Omicron hay un mayor riesgo de reinfección para aquellos que ya superaron la enfermedad.
En solo un día la mayoría de Europa prohibió los vuelos desde Sudáfrica y países cercanos como Namibia, Lesoto, Suazilandia, Zimbabue y Botsuana. Canadá, Estados Unidos, Israel y Guatemala se sumaron a los vetos.
No esperemos medidas similares en nuestro país, que en ningún momento de la pandemia restringió las movilizaciones internacionales por decisión propia. Las autoridades están relajadas festejando que ahora sí se domó la pandemia, con una reducción de casi 90 por ciento en la ocupación hospitalaria; al parecer, lo más importante son las camas disponibles… el tiempo lo dirá.
Además de África, la mutación ya está también en Hong Kong, Israel y Bélgica.
Lo peor, es que la OMS reconoció esta misma semana que la variante Delta, que hasta ahora era conocida como la más contagiosa, redujo a 40 por ciento la capacidad protectora de las inmunizaciones.
Europa ha llegado al consenso de que los mayores de 18 años necesitan una tercera dosis antiCOVID, medida que Estados Unidos ya está aplicando a su población.
Aunque aún no se sabe si Ómicron es o no más mortífera —5 millones han fallecido en todo el mundo—, el miedo es tal que los mercados sufrieron caídas, también el precio del petróleo se desplomó.
Por el momento parece que los pinchazos son la salida, mientras la población se resista a salir sólo para lo esencial y a usar correctamente algo tan sencillo como un cubrebocas.
No es momento de grandes fiestas ni eventos masivos; una nueva ola está pisándonos los talones.
POR ALEJANDRA MARTÍNEZ
ALEJANDRA.MARTINEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM
@ALEJANDRAMTZ_87
MAAZ