La estruendosa sacudida de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), por la boda de postín de su ex titular, Santiago Nieto, reventó en lo más profundo de la identidad que define al gobierno de Andrés Manuel López Obrador: la austeridad.
Si algo desea el Presidente que se diga de su gobierno, es que pasará a la historia por austero, eficaz y honesto. Pero lo primero, la austeridad, fue reventada por Nieto en Guatemala; lo segundo, la eficacia, está en manos de Rocío Nahle, Octavio Romero, Rogelio Jiménez Pons y del Ejército; y lo tercero, la honestidad, se ha convertido en un asunto de fe, donde el propio López Obrador aparece incólume frente a sus seguidores, aunque las escaleras de abajo estén ya corroídas.
Pablo Gómez llega para recomponer el barco, pero las premisas de su llegada no le favorecen por su preponderante perfil político. Gómez corre el riesgo de emular a Nieto, quien hizo de la UIF una agencia gubernamental sumamente visible y al servicio del discurso ideológico del Presidente.
Pero al jefe del Ejecutivo lo que le interesa es que la corrupción se erradique de su gobierno, algo que el propio Gómez reconoció como problema persistente. No obstante, la prioridad de la UIF debe ser la lucha contra el lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo, algo que Nieto presumía en el papel.
Hace unos días, por ejemplo, el ex titular publicó un artículo en el que explicó por qué no acudió a París a la sesión plenaria del Grupo de Acción Financiera: “No asistí a este foro internacional, porque considero que mi función como titular de la UIF es en el interior del país, así como por las políticas de austeridad y racionalidad del gasto público del gobierno de México”, escribió.
¿Podrá Pablo Gómez hacer de la UIF una agencia de clase mundial? Bien haría el nuevo titular en mirar la operación del Centro Canadiense de Análisis de Reportes y Transacciones Financieras; de la Unidad de Inteligencia Financiera del Reino Unido; o de la Comisión de Prevención del Blanqueo de Capitales e Infracciones Monetarias de España; todas ellas sus equivalentes.
Lo peor que le podría pasar a Gómez es que en pocas semanas las agencias de otros países califiquen a México como un país en el que continúa pendiente luchar con eficacia contra el lavado de dinero y contra el financiamiento al terrorismo. Esa es la tarea central. No hay otra.
GENERAL ELECTRIC
El anuncio de la división del conglomerado General Electric en tres empresas públicas diferentes, una enfocada en aviación, otra en salud, y otra en energía eléctrica, moverá piezas importantes en México, donde esta corporación es dirigida por Vladimiro de la Mora. Uno de los mensajes recientes de esta empresa para México ha sido que, a pesar de la contrarreforma eléctrica de AMLO, el país se sumará a la transición energética que está en marcha en el planeta.
POR CARLOS MOTA
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