Columna invitada

Acuerdo Bicentenario, y la corrupción política

“Si no se combate la corrupción política que es la que protege (…) a los cárteles, no se va a llegar a ningún lugar”: sostuvo hace poco Santiago Nieto, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera

Acuerdo Bicentenario, y la corrupción política
Rubén Salazar / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Entre la Iniciativa Mérida y el Acuerdo Bicentenario existen más puntos en común que discrepancias. Coinciden en los objetivos a seguir para ganar la batalla a la delincuencia organizada, y también en que ambas siguen sin decirnos cómo lograrlo. Desde los partidarios de las medidas punitivas –entiéndase hacerle la guerra a los cárteles– hasta quienes creen que los programas sociales acabarán con la violencia, muy poco se repara en el grave problema de impunidad y corrupción política que impide someter a los criminales –y a sus protectores– ante la justicia.

“Si no se combate la corrupción política que es la que protege (…) a los cárteles, no se va a llegar a ningún lugar”: sostuvo hace poco Santiago Nieto, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera.

Después de las pasadas elecciones, todavía a estas alturas del partido, hay quienes piensan que el crimen se manda solo, o peor aún, que ya desplazó a los políticos. Bajo esta narrativa, si los políticos se convirtieron en criminales o pactaron con ellos para ganar elecciones en 2021, el fenómeno tuvo lugar únicamente en estados ganados por Morena, resaltando el caso emblemático de Sinaloa –gobernado en ese momento por el PRI–. ¿Qué habrá pasado entonces en Guanajuato donde el PAN también arrasó en las urnas?

¿Ya olvidaron los que ven la paja en el ojo ajeno e ignoran la viga en el propio que el ex secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, quien operaba la Iniciativa Mérida en el gobierno de Calderón, se encuentra preso del otro lado del Río Bravo por sus presuntos vínculos con el cártel de Sinaloa? Uno de sus ex colaboradores recién se declaró culpable, en una corte de Nueva York, de haber traficado cocaína para esa organización delictiva.

Un factor que abona a la desconfianza de las agencias de seguridad estadunidenses sobre sus colegas mexicanos. Poco antes de la reunión de alto nivel entre México y Estados Unidos, elementos de la Secretaría de Marina (de las pocas instituciones en quien confían nuestros vecinos), tomó las instalaciones de Cofepris, por la presunta corrupción en la entrega de permisos para la importación de precursores químicos para fabricar fentanilo, el boyante negocio de los cárteles mexicanos. En 2020, los opiáceos (principalmente este analgésico) arrebataron la vida a 69 mil 55 ciudadanos de la Unión Americana por sobredosis (CDC: 2021).

Si los presidentes Biden y López Obrador quieren que el Acuerdo Bicentenario no tenga un desenlace similar al de Iniciativa Mérida, con miles de muertes por ajustes del crimen o sobredosis por el tráfico de drogas, no sólo deben enfocarse en aplicar controles de confianza a las fuerzas de seguridad, sino a los políticos a quienes rinden cuentas.

POR RUBÉN SALAZAR

DIRECTOR ETELLEKT

@ETELLEKT_

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