La resiliencia les permite a las empresas, aportar nuevas ideas para que la organización, las personas y las áreas que componen el negocio, puedan obtener los resultados deseados en medio de cualquier adversidad.
La emergencia sanitaria por Covid-19 puso a prueba a las empresas, las cuales adoptaron nuevas formas de funcionamiento, como: horarios escalonados, home office y la aceleración de canales digitales, para garantizar la continuidad de los negocios bajo nuevos canales de comunicación, pagos y comercialización, que les permitieran reactivar su recuperación.
Algunos de los impactos de la pandemia serán permanentes y más de una cuarta parte de las empresas deberá introducir cambios fundamentales en sus productos y servicios en el futuro.
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Las finanzas seguirán siendo una cuestión clave para muchas empresas en esta nueva fase. Más del 40% de las empresas han planificado sus recursos para facilitar la recuperación, debido a la retirada de las ayudas públicas y la reducción gradual de programas de asistencia, dejándolas más expuestas.
En este nuevo esquema, las empresas deberán orientar sus recursos para garantizar una recuperación estable y rentable en un contexto económico turbulento, donde lo esencial sea identificar clientes y mercados a los que se deben brindar prioridad, así como los productos y servicios más adecuados para ellos.
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Así las empresas deberán enfocarse en asegurar un plan de continuidad del negocio y fortalecerlo mediante lo siguiente:
La implementación de acciones inmediatas en todas las dimensiones de la cadena de suministro, fortalecer las ventas y distribución vía e-commerce, así como elaborar listas de materiales y suministros alternativos, siendo necesarios además, redes de colaboración con proveedores y socios; ofertar productos y soluciones basadas en la innovación digital.
Asimismo, promover la seguridad y bienestar de los colaboradores, puesto que un equipo de trabajo sano y consolidado es una gran fuerza en momentos de crisis, a fin de alinear el comportamiento y resultados de la fuerza laboral y aprovechar al máximo estas condiciones:
Mantener las finanzas sanas de la empresa, así como desarrollar un modelo completo de resiliencia empresarial para identificar, priorizar, planificar y responder a eventos de riesgo. Lo anterior es la base para implementar tecnologías que respondan rápidamente a cambios y problemas en la carga de trabajo de los empleados.
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Los cambios que se produzcan hacia el futuro deberán contar con un mayor enfoque de resiliencia organizacional que abarque desde las estrategias de liderazgo, hasta la forma en que operan las empresas a través de su gente y tecnología, para ser capaces de planear, enfrentar y absorber el estrés financiero y operativo, recuperarse y seguir siendo competitivas.
Por Edgar F. Garza Ancira
Consejero de empresas y consorcios de carácter multinacional, así como Fundador de la asociación civil Dime y Juntos lo Hacemos