Al inicio de este 2021, México enfrenta uno de los más grandes retos de su historia moderna: inmunizar a toda la población contra el COVID-19, de forma segura, justa y eficiente. De esta tarea depende nuestro futuro. No va a ser nada sencillo. Hay más o menos 127 millones de personas que vacunar y muchas de ellas viven en zonas remotas y de difícil acceso.
Además de conseguir las dosis necesarias, en un momento en el que todo el mundo busca lo mismo, también hay que mantener y aplicar adecuadamente las vacunas, con personal calificado y herramientas óptimas para hacerlo. Se necesita que todos los mexicanos y mexicanas hagamos nuestra labor.
Por el bien de México, nadie debe monopolizar el proceso. Hacerlo sería poner en peligro la salud y sustento de todos. La cooperación es fundamental. Cada esfuerzo y cada mano son indispensables para acabar con la pandemia y poner, finalmente, a nuestro país en la ruta de la recuperación.
Por el bien de México, se debe castigar la corrupción y el amiguismo. Ya han saltado las primeras alarmas: directivos de hospitales públicos y sus familiares se han “colado” en la fila, dejando sin vacuna a personas de la primera línea de batalla, que la necesitan mucho más. En un momento tan delicado, cualquier acto de corrupción debe ser llevado ante la ley y ser castigado.
Por el bien de México debe prevalecer el humanismo. Todos, como una nación unida, debemos entender que el bien común es más importante que el personal. Ya ha habido mucho dolor: los adultos mayores han sufrido una profunda soledad; los niños han perdido todo aquello que enriquece su infancia; los actos de acoso y violencia contra las mujeres han aumentado; la pobreza y el hambre se han hecho presentes en más hogares.
Sólo la fraternidad podrá devolvernos la esperanza. La forma como actuemos nos definirá como país. Si actuamos con rectitud y honestidad, si el gobierno federal evita el uso partidista y electoral de la vacuna, si la iniciativa privada trabaja bajo principios de solidaridad, si cada mexicana y mexicano pone de su parte, estoy seguro que saldremos fortalecidos.
En cambio, si caemos en el egoísmo y la mezquindad, si se actúa con desorden y falsedad, si la corrupción se hace presente y se politiza la campaña de vacunación, el futuro de México será más oscuro que su presente: habrá más violencia, más pobreza y más desigualdad. Yo, hoy apuesto por México.
Desde mi trinchera y desde el lugar donde me toque trabajar, haré todo por lograr una vacunación universal, que privilegie a quien más la necesita. Por el bien de México, en este inicio de año, y más que nunca, apuesto por el corazón de mi país, que late con pasión y libertad, que busca lo mejor para sus habitantes y que mira al futuro sabiendo que esta tierra tiene algo bueno para todos: sólo es cuestión de seguir caminando juntos.
POR MAURICIO KURI
COORDINADOR DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PARTIDO ACCIÓN NACIONAL EN EL SENADO
@MAKUGO